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Los cristianos en Asia piden apoyo y solidaridad internacional

Llamamiento de los cristianos en Asia porque la nación necesita apoyo y solidaridad internacional

Hay una necesidad desesperada de intervención internacional e iniciativas solidarias para ayudar a la nación paralizada. Es el llamamiento lanzado por la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), un organismo ecuménico que envió una delegación pastoral ecuménica a Sri Lanka a principios de agosto. La CCA expresa su profunda preocupación por la grave crisis económica que ha provocado una agitación política y una agitación social sin precedentes en la nación. El país, dice una nota de la CCA enviada a Fides, se ha convertido en “un volcán” debido al colapso económico y al empeoramiento de la situación en el país, principalmente debida a la alta inflación, al aumento de los precios de las materias primas, al aumento del hambre y la desnutrición, la escasez de combustibles y medicinas, la crisis de orden público, el aumento de la violencia y las violaciones a los derechos humanos.

El equipo de CCA, encabezado por el secretario general de la organización, Mathews George Chunakara, se reunió con líderes de varias denominaciones cristianas en Sri Lanka, así como con miembros del parlamento, líderes de partidos políticos de la oposición, líderes de movimientos de la sociedad civil, sindicalistas, ex ministros, representantes de trabajadores, grupos interreligiosos y líderes de comunidades religiosas minoritarias, así como representantes del movimiento ‘Aragalaya’ (‘lucha’), al frente de la lucha popular. Durante la visita, el equipo participó en distintas reuniones en la que hicieron destacaron la gravedad de la crisis en curso y la “consecuente privación de servicios básicos y la dignidad del pueblo de Sri Lanka”. La delegación afirmó que “Sri Lanka se enfrenta actualmente a su peor crisis económica y política desde 1948, con efectos profundos y notables en la vida cotidiana de sus ciudadanos y con un grave impacto en el respeto de los derechos humanos”.

El Secretario General de la CCA aseguró que “la visita del grupo pastoral es una expresión de la solidaridad de las Iglesias asiáticas con la gente y con las Iglesias de Sri Lanka. El mensaje del equipo será difundido en distintas plataformas ecuménicas internacionales, especialmente durante la Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que se celebrará en Karlsruhe, Alemania, a fines de agosto”. “Sri Lanka, una vez considerada una nación con altos niveles de educación y nivel de vida, ahora se ha convertido en una nación donde las masas de personas pobres luchan por vivir con dignidad y superar la crisis económica y la inestabilidad política. De ahí llamamiento urgente: “El colapso económico de Sri Lanka requiere la atención global inmediata de la comunidad internacional y la plena solidaridad de las Iglesias, para evitar otra tragedia humana”, aseguró Chunakara. Hay ira y angustia entre la población, que alimenta la “aragalaya”, palabra cingalesa para “lucha”. El término se usa para describir la reunión diaria de personas que se congregan en el Galle Face en la capital Colombo, y comenzó a usarse con la petición de renuncia al gobierno acusado de corrupto.

El movimiento popular y las manifestaciones diarias cumplieron 100 días el 17 de julio. El primer ministro Mahinda Rajapaksa dimitió (el 9 de mayo) y luego obligó a su hermano Gotabaya Rajapaksa a abandonar el país el 15 de julio. El presidente fue expulsado de su oficina por los manifestantes, quienes luego ocuparon la residencia presidencial. El Parlamento ha elegido un nuevo presidente. La inflación del país alcanzó un máximo histórico de casi el 55 %, mientras que la inflación de los precios de los alimentos aumentó al 81 %. La crisis económica y la crisis ligada a la deuda externa -por la cual la nación es insolvente- se han visto agravadas por políticas agrícolas mal pensadas que han incluido la prohibición del uso de fertilizantes. El país dejó de pagar su deuda externa de 51 mil millones de dólares en mayo de 2022 y, debido a la escasez de divisas, lucha para pagar las importaciones esenciales, como combustible, alimentos y medicinas. La inflación vertiginosa de los precios de los alimentos ha empujado a las personas a la pobreza y la desnutrición.

Naciones Unidas estima que cerca de 5,7 millones de personas, la mitad de ellas niños, necesitan ayuda humanitaria. UNICEF indica que casi uno de cada dos niños en Sri Lanka necesita algún tipo de asistencia para alimentarse, atención médica, agua potable, educación y servicios de salud, incluida la mental. AGENCIA FIDES.

 

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