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Guerra Rusia-Ucrania: Los católicos de Moscú rezan por la paz y esperan en Dios

Comunidad católica de Moscú ante la guerra de Rusia y Ucrania: rezar por la paz, esperar en Dios, tocar las heridas de los que sufren

“Las hostilidades armadas en Ucrania, los sufrimientos de la población de ese país y -aunque no sean comparables- los de Rusia, suscitan preguntas y ‘reclamos’ hacia Dios, hacia la Iglesia, además de dudas sobre el sentido de la vida, así como odio y rabia. En esta situación de polarización, los correligionarios son percibidos a veces como ‘enemigos’.

Por eso es importante: La oración por la paz en el espíritu de la consagración de Ucrania y Rusia por el Papa Francisco al Corazón Inmaculado de María, que ha sido recibida por algunos ortodoxos como un signo importante, porque, como siempre en circunstancias extremas, la conciencia de la propia impotencia nos da la posibilidad de poner nuestras esperanzas en Dios con mayor conciencia, para redescubrir la fuerza y la importancia de la oración, que en muchos casos se convierte en la única respuesta posible, a las divisiones”. Así se lee en el Documento conclusivo de los trabajos sinodales para la Archidiócesis de Madre de Dios, que acaba de ser publicado y que hemos recibido en la Agencia Fides. El texto, que hace referencia a la guerra que se está librando en Ucrania, pide “la voluntad de tocar las heridas, las propias y las de los demás, como el apóstol Tomás tocó las heridas de Cristo; mantener el contacto, incluso al otro lado de la frontera; servir a la pacificación en todos los contextos; servir a los necesitados, independientemente de su procedencia u opiniones”.

El Sínodo “Hacia una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, convocado por el Papa Francisco para el bienio 2021-2023, se divide en varias fases y prevé por primera vez la participación amplia y activa de los laicos durante esta fase inicial, dedicada a escuchar las peticiones procedentes de diferentes grupos y comunidades.

“El resultado más importante, en mi opinión, es la apertura a la relación con los demás, que nos ha llevado a desear continuar este ‘camino juntos’ también en el futuro; y a tomar conciencia de nuestra responsabilidad común hacia la Iglesia”, informa a la Agencia Fides Oksana Pimenova, coordinadora del “Centro de la Juventud” («Molodëžnyj centr») de Moscú, uno de los grupos de católicos rusos de la Archidiócesis de Madre de Dios, que participan en la primera fase del camino sinodal desde septiembre de 2021. Junto con el padre Stephan Lipke SJ, secretario de la Conferencia Episcopal de la Federación Rusa, y el padre Georgij Kromkin, director del servicio de información de la diócesis, Oksana Pimenova ha sido la encargada de redactar el texto.

Con los documentos finales de las otras tres diócesis sufragáneas que componen la Provincia Eclesiástica de la Iglesia Católica en Rusia, el texto se enviará a la Conferencia Episcopal de la Federación, que, a partir de los cuatro documentos provisionales, compondrá el texto definitivo que llegará a la Comisión Sinodal del continente europeo.

La Archidiócesis de Madre de Dios, dirigida por Mons. Paolo Pezzi, abarca un territorio de 2.629.000 km² y comprende un centenar de comunidades, en las que se han constituido 82 grupos de trabajo con el tema ‘el camino sinodal como forma de vivir una pertenencia plena a la Iglesia católica y a la propia comunidad local’. Debido a diversas dificultades relacionadas con la pandemia y la situación geopolítica, no ha sido posible en todos los grupos llegar a un texto redactado conjuntamente, pero se han entregado 52 contribuciones que han sido discutidas en la reunión final de la primera fase sinodal, celebrada en San Petersburgo los días 15 y 16 de junio. Partiendo de esta base de textos que expresan las cuestiones debatidas durante los meses de trabajo, el Documento Conclusivo Arquidiocesano es portador de los problemas y demandas de renovación expresados tanto por los grupos mayoritarios como por los minoritarios.

Según se desprende del texto, en las reuniones del sínodo participaron varios ortodoxos y otras confesiones cristianas. Entre los diversos problemas y necesidades que se destacan en el texto están: la necesidad de profundizar en la dimensión comunitaria de la vida de fe; el gusanillo del clericalismo, contrarrestado por el deseo de una mayor colaboración entre el clero y los laicos; la necesidad de mejorar la formación de los catequistas; un uso más eficaz de los medios de comunicación; la dificultad para abordar la cuestión del ejercicio de la autoridad en la Iglesia. También se subraya la necesidad de un acompañamiento específico de los cónyuges pertenecientes a diferentes confesiones cristianas, cuya experiencia se define como “la forma más elevada de diálogo inter-confesional”.

El Documento, como se indica también en la carta que acompaña a su publicación, firmada por monseñor Pezzi, expresa el deseo de que los trabajos sinodales continúen en los próximos años, recordando que la finalidad de la vida en la Iglesia es el encuentro con Cristo mismo. De cara al nuevo año pastoral, Oksana Pimenova concluye: “Estoy profundamente impresionada por la acción del Espíritu Santo, porque juntos experimentamos una verdadera conversión del corazón y, al igual que el Documento escrito, nosotros mismos nos convertimos en ‘documentos vivos’, llamados a dar testimonio y a continuar el camino sinodal en nuestras comunidades: un signo de la Iglesia viva y de las relaciones fructíferas con nuestros hermanos y hermanas en Cristo”. AGENCIA FIDES

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