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La ilusión de vivir es algo, que está en nuestras manos

A pesar de la guerra, de la inflación que nos aterra, necesitamos la ilusión; que es una de las grandes bazas para vivir la vida con un estímulo permanente, porque la ilusión es una emoción, un sentimiento que permanece más tiempo que la emoción, lleno de esperanza y alegría de vivir, ya que con esa ilusión tenemos la esperanza de conseguir aquello, que tanto nos interesa en nuestro recorrido de vida… ¡No importa que no tenga un fundamento real, sea solo un sentimiento, una ilusión!, porque cuando uno imagina o anhela un camino deseado y con la esperanza de conseguirlo, nuestro cerebro no diferencia si es real o imaginado…y, eso nos produce mayor ilusión.

Percibir e imaginar, solo son dos emociones cognitivas, que nos favorecen el futuro, única dimensión que solo posee el ser humano, el córtex frontal su mayor evolución ontogénica, es que podemos percibir, predecir con esperanza e ilusión nuestro futuro a corto y largo plazo… ¡No importa que sea imaginado, vuelvo a repetir -porque se nos olvida con mucha facilidad-, “que nuestro cerebro no diferencia cuando está ocurriendo algo realmente o cuando lo imaginamos con esa ilusión que creamos nuestro futuro”. Para nuestro cerebro el peligro es el mismo y reacciona como sabe prehistóricamente: huye, tiene miedo, se estresa, sube el cortisol y baja el flujo de la oxitocina… Por eso es tan importante plantearse un futuro a corto y largo plazo de ilusión, de esperanza, de emociones positivas, negativas -que también están y las tenemos-, y a pesar de quien “malgobierna”, de la crisis, de la guerra, de la deuda bi-millonaría… Nuestro futuro es nuestro y hemos de impregnarlo de ilusión, de esperanza, de vida, porque eso no nos lo gobierna nadie, solo nosotros mismos y nos ilusionamos con lo que más queremos, porque somos nosotros los intérpretes de nuestra propia partitura, nadie nos manda cómo interpretar y llenarla de ilusión, de vida.

Cuando la ilusión la creamos, sea real o imaginaria, estamos creando un clima favorables a un optimismo inteligente, que depende sola y exclusivamente de nosotros, es una actitud frente a los avatares que nos rodean, que pueden ser nada halagüeños, pero no importa, serán lo que tú quieres que sean, si les das la vuelta, y pones tu cerebro en “manual”, para que haga aquello que a ti más te conviene, aceptando por supuesto el montón de inconvenientes que vemos, que acarrea la vida, pero como yo soy quien gobierna mi vida en cada momento e instante, haré aquello que mejor vaya para que mi ilusión esperanzada no decaiga…

¡Yo no digo, ni afirmo, que esto sea fácil, yo sé que no es la pócima milagrosa, que nos arregle los problemas de cada día, no! Pero si tu actitud es otra, diferente, cambiante, a tu favor, en positivo y tratas de querer, querer; ya estás en el buen camino de aumentar y mantener tu ilusión con un optimismo inteligente, que no olvida los desmanes que estamos percibiendo como miserables, inhumanos, etc… Pero, gratuitamente puedo cambiar las cosas percibiéndolas, imaginándolas de otra manera y a mi favor: “¡No soy dueño del viento, pero sí de las velas!” y esa actitud de ilusión de vivir de otra manera, me hace dueño de mi vida y la llevo por el centro del río, que es como mejor fluyen mis conexiones cerebrales. En la orilla izquierda es la intransigencia a veces irracional, en la orilla derecha es el caos y la indisciplina. Yo intento con ilusión, esperanza y alegría llevar mi barca, interpretar mi partitura, girar las velas, desde mi propia voluntad, sabedor que haciéndolo mi vida se llena de vida.

¡Qué maquinaria tiene uno que tener, para llevar a la práctica semejante paquete tan asertivo como activo en nuestra vida…! El que tenemos todos, un kilo y medio de sustancia gris, gratis, recibido con la vida y que es nuestro cerebro, pero nadie nos enseña cómo reprogramarlo. No lo “usamos”, él nos usa y nos dirige donde quiere; ¡no le dejes, dirige tus velas en favor del viento, con ilusión!

Dr. Emilio Garrido Landívar, Psicólogo clínico y doctor de la Salud, Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos (CEU)

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