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Reconquistar la salud mental, es cosa de todos

Nadie duda que la pandemia ha evidenciado con notable muestra de población y ha aumentado significativamente los trastornos de salud mental. Este hecho no discutible, sino palpable e incuestionable, nos ha hecho tomar conciencia de que la salud mental en España es una asignatura pendiente mal planteada, sin recursos económicos, sin personal asignado de psiquiatras y psicólogos, con una media de un 35-40 % menos que en Europa, y sin embargo uno o dos de cada tres consultas en Atención Primaria tiene relación con los problemas psicológicos y psiquiátricos, aunque solo un 10% se derivan a Salud Mental. Esto es así, y así lo leemos -con mucha tristeza-, en ese libro o informe “Presente y futuro de la salud mental en España”.

Todos sabemos, por información insistente en los medios de comunicación, que todos somos proclives a padecer una patología leve o grave en salud mental, pero también sabemos que ciertos colectivos están más propensos, al ser más vulnerables post pandemia y sin pandemia, a desarrollar crisis de ansiedad, fobias, inicio de una depresión, y situaciones adversas, que no somos capaces de solventar con las herramientas de las que disponemos que no son muchas, porque no estamos acostumbrado a instaurarlas cuando se necesitan, porque ni sabemos, ni nadie nos ha explicado -en epidemiología mental-, cómo hacer y qué herramientas habría que disponer para que en cada momento controlar, aminorar y modificar nuestros pensamientos y emociones negativas persistentes y machaconas, que traducimos mal y en nuestra contra, esperando que se haga un milagro o alguien nos dé rápidamente la pócima más útil y rápida para controlar dichas ansiedades, nerviosismos, psicosomatizaciones, fobias, etc., quedando a merced del azar o esperando que el tiempo nos lo resuelva, cuando el tiempo -los sabemos todos-, no resuelve nada, a no ser que hagamos por nosotros mismos algo, que alguien nos haya instruido en lo preventivo y en educación sanitaria respecto a la salud mental.

Esta pandemia, con las olas que vengan y vendrán, nos ha dejado en muchas áreas de la salud vuelta al aire, y sin recursos autónomos para poder manejar de otra manera las envestidas a las que hemos de hacer frente, si nada más que el miedo y el terror, que en todos los ámbitos culturales y oficiales, han sido y siguen siendo la panacea única como “herramienta preventiva”, para luchar contra esos agentes epigenéticos que nos rodean constantemente a los que el miedo “no guarda la viña” de forma -al menos-, puntual y primordial.

Los niños, los adolescentes, los profesionales sanitarios, los enfermos crónicos y aquellos con inmunodeficiencias son grupos de alto riesgo además de los ancianos con patologías broncolíticas y cardiorrespiratorias, son a quienes de forma preventiva debemos tomar un cuidado especial y educativo sanitario además de su tratamiento sistematizado de su especialista… Cosa que no se hace con cierto rigor en todos los casos, por falta de profesionales y medios a su alcance.

Todas estas patologías tienen una enlace muy interactivo con la salud mental, y el abordaje en interconsulta debe ser una prioridad por el enorme impacto que se percibe en la sociedad en su conjunto y se hace necesario tomar los medios -no teóricos-, sino más bien prácticos para que tanto el profesional como los pacientes sean una misma célula de conexión habitual y periódica. No vale saberlo hay que citarlo cada cierto tiempo prudencial para saber su evolución y el tratamiento instaurado, evaluando aquello que ha funcionado y lo qué no ha funcionado, cambiando a sí su tratamiento y las estrategias concretas a seguir… Pero si la próxima visita es al cabo de tres meses, e incluso un mes, no recordamos qué es lo que se le prescribió, es un nuevo profesional que no “atrerriza” con nuevos pacientes que le son totalmente ajenos cada vez que uno nuevo sustituye al anterior, con la merma de efectividad clínico-práctica; dejando un cierto vacío emocional en el paciente, en su familia y en el entorno en el que vive.

Nos debemos tomar en serio la salud mental, porque es cosa de todos, y tienen tanta implicación en nuestra existencia que no hay salud si no hay salud mental.

Dr. Emilio Garrido Landívar, Psicólogo clínico y doctor de la Salud, Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos (CEU)

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