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Uno de los retos prioritarios en la lucha contra el cáncer es reforzar lo que es la investigación oncológica, según explica IMFarmacias
El I Congreso de Oncología para Oficinas de Farmacia, promovido por Impulsa tu Farmacia y que se desarrollará en formato online hasta el viernes, siguió profundizando este miércoles en tratamientos innovadores y los últimos avances en investigación del cáncer. Gracias a la investigación, la supervivencia hoy en el cáncer se ha incrementado un 20% durante los últimos años.
Por ello, Jesús García-Foncillas, director del Instituto Oncológico y del Departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, habló de la importancia de la investigación para vencer al cáncer y compartió su experiencia. «Uno de los puntos críticos que nos ha permitido dar la vuelta a lo que es el cáncer evidentemente es la investigación«, comenzó. Para poner en perspectiva cuál es la dimensión del problema al que nos enfrentamos, indicó que es importante conocer cuáles son las cifras en este momento de la incidencia del cáncer en nuestro entorno. Siguiendo el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa acumulada cada 100.000 habitantes de cáncer en nuestro entorno, en el Primer Mundo, en el entorno de lo que es Europa occidental, está por encima de los 257 pacientes. «En el contexto de Europa, estamos con una auténtica epidemia, que se traduce en torno a más de 1,2 millones de casos nuevos en mujeres y 1,4 millones de casos nuevos en varones. En ambos segmentos, a nivel de la mujer, el punto más claro es la incidencia significativa del cáncer de mama, que ocupa hasta un 26% de toda esta cantidad de casos nuevos, seguido de cáncer colorrectal y de cáncer de pulmón. En el hombre, ocupa el primer lugar el cáncer de próstata, con un 23% de los casos nuevos, seguido de pulmón y de cáncer colorrectal», informó. Cuando se evalúa cómo es la incidencia del cáncer y cómo es su mortalidad, la proyección que tenemos para los próximos años es que tanto la incidencia como la mortalidad van a seguir dramáticamente incrementándose, llegando a cifras muy significativas en nuestra área de influencia.
Acto seguido, declaró que, de alguna forma, «estamos asistiendo a una evolución del tratamiento oncológico«. De acuerdo con sus explicaciones, históricamente, los primeros tratamientos del cáncer que se pusieron en marcha se podrían remontar a 3.000 años antes de Cristo. Hasta 1890, hasta prácticamente finales del siglo XIX, el tratamiento del cáncer pivotaba en aproximación quirúrgica. Ya en los inicios del siglo XX, a raíz de las investigaciones de Marie y Pierre Curie, se empieza a plantear una opción nueva de tratamiento basado en el uso de los rayos X. No es hasta prácticamente 1940 que empieza el desarrollo de terapias antitumoral, fundamentalmente en el contexto de las neoplasias hematológicas. Es en torno a la década de los 80 cuando empezamos a dilucidar los primeros tratamientos biológicos, fundamentalmente de pequeñas moléculas y de anticuerpos monoclonales. «Es con el advenimiento del 2010 cuando irrumpe en la terapia oncológica todo lo que hoy está causando un cambio de punto de inflexión que es la inmunoterapia, con lo que se denomina los inhibidores de los puntos de control inmunológico«, remarcó.
¿Cómo podemos superar de alguna forma este problema tan importante de salud? Cuando empezamos a conocer la biología que estaba detrás de la célula de cáncer y comenzamos a entender que un punto crítico que marcaba la diferencia entre la célula normal y la tumoral era la división descontrolada que ocurría en la célula tumoral a diferencia de la célula normal. En los primeros momentos de la terapia oncológica, con la quimioterapia, su objetivo buscaba poder actuar en este punto de pérdida de control de lo que es la división celular. En ese sentido, surgieron distintas aproximaciones terapéuticas en el contexto de lo que es la quimioterapia. Se tenía un primer grupo de fármacos, como podían ser los alcaloides de vinca o los taxanos, que actuaban en esa fase crítica de la mitosis. Un segundo grupo que actuaba justo previo a lo que es la mitosis. En esa fase del ciclo celular que es la G2, encontramos fármacos como la bleomicina. Luego, posteriormente, un grupo de fármacos que actuaban en esa fase de síntesis que se produce después de la fase de aquiescencia y que nos permite interferir en la síntesis del ADN, con ese grupo que son los antimetabolitos y que directamente provocan lo que es la deficiencia en la síntesis en la replicación del genoma del DNA.
Con todo ello, pudimos ver cómo antes del tratamiento de la quimioterapia, por ejemplo, en el cáncer de colon metastásico, la esperanza de vida antes era de seis meses y con la incorporación de este primer conjunto de fármacos en el grupo de los antimetabolitos, como son las fluoropirimidinas, se duplicaba la supervivencia que llevaba a cabo el tratamiento de soporte y se alcanzaron entre los diez y los doce meses. Cuando de alguna forma a estas fluoropirimidinas se añadían fármacos como el irinotecan o el oxaliplatino se llegaba a los 14-16 meses. En este momento, con la incorporación de tratamientos dirigidos, hoy, la supervivencia del cáncer de colon metastásico supera claramente los 20 meses. En el contexto del cáncer de pulmón pasó algo parecido. La supervivencia del cáncer de pulmón metastásico sin tratamiento es de dos a cuatro meses. A medida de haber ido incorporando a lo largo de los años distintas líneas de quimioterapia, se ha ido aumentando ese tiempo de supervivencia. En este momento, con la incorporación de la inmunoterapia, estamos con supervivencias que nos permiten hablar de largo supervivientes en el cáncer de pulmón metastásico.
«Para estos avances, para lo que es construir el futuro del tratamiento del cáncer, tenemos que entender algo que es muy importante: la complejidad del cáncer«, avisó. En el desarrollo del tumor, no hablamos de un solo tipo de célula que se divide. En el concurso del tiempo del desarrollo del cáncer, se acompaña todo un conjunto de clones distintos que se van incorporando al desarrollo del tumor. Cuando, de alguna forma, un cáncer da la cara, incluso en situaciones de enfermedad localizada, tenemos distintos múltiples clones que conforman lo que en ese momento es el tumor. Estos clones tienen características moleculares diferenciales. Hay que ser capaces de actuar para poder acabar con esta enfermedad, con todos los clones que componen el tumor. No existe tumor sin la connivencia del entorno. Es primordial tener presente que el cáncer no sería lo que es si no contase con el beneplácito de la matriz extracelular, de células normales pero que paradójicamente trabajan para el tumor. «Nunca como ahora el tratamiento del cáncer necesita del conocimiento de la biología y de lo que es el papel de la investigación para conseguir los resultados que estamos alcanzando en este momento«, sostuvo. Tenemos que pasar, hoy, de tratar el cáncer empíricamente, desde la ausencia de evidencia, «a un abordaje de precisión, a un abordaje donde alcancemos el tratamiento en base a un conocimiento de la biología que subyace en cada uno de los tumores«. Hasta ahora, el tratamiento se ha basado en una aproximación estándar, donde se aplicaba a todos los pacientes el mismo tratamiento. «Eso nos llevaba a tasas de eficacia en torno al 20%, lo que implica que, en muchos casos, había hasta un 80% de no beneficio del tratamiento. Lo que ocurre es que en el tratamiento oncológico el no beneficio lleva implícito lo que es toxicidad«, matizó. Hay que partir de una premisa, es que, si cada persona es única, cada cáncer es único. Esto nos hace pasar a una aproximación completamente ajustada a cada persona, individualizada. En base a esa caracterización específica de cada tumor, de cada persona, y en cada momento, se pueda aplicar un tratamiento específico que incremente significativamente la eficacia y que reduzca lo que es la toxicidad.
García-Foncillas resumió que, actualmente, «el mejor escenario del tratamiento del cáncer requiere construir puentes de la investigación a la clínica«. La decisión terapéutica «tiene que estar basada sí o sí en una aproximación del perfil molecular del tumor del paciente en el momento en el que tomamos la decisión«. Esta aproximación basada en la genómica, que tiene un contexto dinámico, individualizado, hay que llevarla a hacerla realidad en cada paciente. La intervención multidisciplinar debe juntar a un equipo global, desde la investigación más básica a todos los clínicos involucrados en la atención del paciente. Avisó de que «la investigación, sin ponerle cara, no tiene futuro«. Insistió en el que hoy la investigación está al pie de la cama del paciente.
Al director del Instituto Oncológico y del Departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz le parece magnífico que los farmacéuticos se quieran formar en oncología. «En nuestros comités, incorporamos a los farmacéuticos«, comentó. En su equipo de Fase 1, están tres farmacéuticos trabajando. En el equipo de Fase 2 y 3, trabajan punto por punto, codo con codo, con la farmacia del hospital. En lo que es el abordaje de la medicina, «lo importante es el equipo, desde la farmacia, lo que el farmacéutico es capaz de contribuir a que el paciente se sienta seguro, a reforzar, a ayudar, a controlar, a aconsejar al paciente, el trabajo en equipo multidisciplinar es la base a que hoy en día se pueda ofrecer lo mejor al paciente de cáncer«. Es «fundamental y muy necesario» que las Oficinas de Farmacia se integren en este trabajo. Hay que tender puentes. Posiblemente, al que más visite el paciente de cáncer es el farmacéutico que está al lado. Desde el conocimiento, «la ayuda que prestan las Oficinas de Farmacias en insoslayable«.