El presidente Sánchez ha tardado mucho tiempo en hablar sobre los ataques de los violentos. Unos violentos que están alentados por miembros de su propio gobierno y por miembros de un partido que gobierna con él.
Esta situación no es nueva para España. Cuando la lucha callejera batasuna y etarra campaba por sus respetos en las calles y plazas de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra, partidos como la ilegalizada Batasuna y el PNV apoyaban, de forma directa unos y de forma velada otros, lo que sucedía en dichas calles.
Ahora la situación se repite. Con distintos actores, pero la misma situación. Aunque hay una gran diferencia, ahora un partido que gobierna alienta la violencia, alienta la destrucción y el caos.
¿Qué tiene que pasar para que Podemos salga del gobierno, para que sea expulsado del Gobierno? ¿Qué tiene que pasar para que incluso sea ilegalizado dicho partido?
Muchos actores que justifican esta violencia deberían haber presentado la dimisión o deberían ya haber sido cesados.
Pero ¿Por qué no ocurre? ¿Hay temor a algo o es que se comparte con la boca pequeña esta forma de actuar?
Cómo va a condenar Podemos y los actos vandálicos y disturbios si son los principales promotores.