Antonio de la Torre.
Pasadas ya -casi olvidadas- las atípicas vacaciones que nos obsequió la pésima gestión de esta pandemia, aparentemente «selectiva y a tiempo parcial» -contagia a partir de la una de la madrugada, pero no antes, en la orilla de la playa, pero no si el agua llega por la rodilla o en los entierros y celebraciones religiosas, pero no en las exaltaciones etarras o independentistas, que no se prohíben, por citar algunas incongruencias- entramos de lleno en el curso político que empezó dando que hablar desde el primer acto oficial, el inicio del Año Judicial, en el que la entrañable amiga del juez prevaricador Baltasar Garzón y compañera de mesa del encarcelado comisario José Manuel Villarejo -presente en todas las «salsas» delictivas de uno y otro color- exministra de Justicia, exdiputada del PSOE y ahora «fiscal particular de Pedro Sánchez«, anunció que se iba a actuar contra los okupas, pero enseñó la patita, dejando caer que se archiven las demandas contra el desgobierno por la citada mala gestión, a través del teniente Fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas -su antecesor efímero (mes y medio)-, que parece que no ha sentado muy bien entre sus colegas, del que dicen que «ha actuado como abogado del gobierno», o sea, como su jefa, la mencionada Mª Dolores Delgado -«Llámame Lola» decía el comisario o «La que bebe de mi copa» el ahora juez peronista, en aquellas grabaciones en las que uno comentaba cierta «información vaginal» y otra la calificaba como «éxito asegurado»– entre otras «fruslerías».
Y miren por dónde, la mencionada fiscalía descubre en su Memoria Anual correspondiente a 2019 -vaya en descargo de la amiga entrañable de Garzón que su nombramiento es en 2020 y el periodo que contaba corresponde a Mª José Segarra, por supuesto de la Unión «Progresista» de fiscales, faltaría más-, que «algunas señales de tráfico son machistas» y en particular la de aviso de paso escolar en la que aparece una niña cogida de la mano del niño que la precede. Hay que tener una imaginación retorcida para ver en esa señal un signo de sumisión femenina, pero así son ellos.
Hubo al menos una buena noticia con la derrota histórica -lleva dos este gobierno, líder también en esto- en la votación que supuso la derogación por el Congreso del Real Decreto Ley sobre el acuerdo/imposición entre Hacienda y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), voto de calidad mediante de su presidente, el «iluminado» -entiéndase que lo digo por su obsesión con el alumbrado navideño- alcalde de Vigo, Abel Caballero -¿quién será Caín en este PSOE? Sobran candidatos sin duda- para la cesión «voluntaria» -por R. D.- de los remanentes municipales -los ahorros municipales, para entendernos- al Estado, que pretendía «choricear» la ministra «portacoz», que se ha tenido que tragar su chulería y suspender la regla de gasto para este año y, se adelanta porque no lo ve claro, que seguirá la misma tónica para 2021, que «si no quieres caldo…», Marisú.
Y «¡qué fiesta sin la tía… Irene!» en este caso, cuyo ministerio de Igual-da publicó su Macroencuesta de 2019 -no les basta con las del sumiso CIS, que vuelve a demostrar que es el Centro de Invenciones Sánchez, dándole otro impulsito en la última-, según la cual «Una de cada cinco mujeres que viven en España ha sido víctima de la violencia machista por el simple y mero hecho de ser mujer en los últimos 12 meses -el 57% si se tiene en cuenta toda su vida (no sé lo que quiere decir)-«. Debo ser afortunado porque en el entorno femenino que conozco no he tenido esa percepción, pero ya sabemos el sesgo de los progres a los que les pasa todo lo que les interesa a ellos y aplican su particular «estadística» que no usan para otras cosas. Llega al extremo la delegada del desgobierno contra la Violencia de Género -decir sexual le da repelús-, Victoria Rosell, al incluir en este «estudio» como acoso sexual «miradas insistentes o lascivas… contacto físico no deseado, como proximidad innecesariamente cercana …» Me pregunto cómo se medirán esas percepciones. Lo remata la marquesa «con suerte» de Galapagar diciendo que «Una de cada dos mujeres ha sufrido alguna forma de violencia machista», casi ná… porque» Ahora hemos contado mejor…», «p’á m… y no echar gota», que dicen los castizos.
También el más «femenino de los machos», como él mismo se definió -no aclaró si también aspiraba a ser el más masculino de las hembras- PabLenin Iglesias, nos dejó su mensaje en una entrevista en la cadena amiga SER al preguntarle sobre una posible amnistía a los políticos presos -en ese orden- catalanes: «Hay cosas que, para que se cumplan, es mejor no hablar de ellas” (sic). Ya dijo bastante.
Se supo también que el No doctor Fernando Simón -por fin confirmó él que no lo es- emprendía un viaje en globo sobre Mallorca en lo que desde el ministerio califican como «unos días de merecido descanso» -no quiero pensar lo que se diría si el desaparecido hubiera sido el Consejero de Sanidad de Madrid, pongo por caso-. Ya se nos había ido a surfear a Portugal cuando recomendaba a los españoles no viajar o se alegraba de que no vinieran los ingleses, después de decir que no hacían falta mascarillas -porque no había suficientes, dijo después- o declararlas obligatorias -¿cuánto ingresa por IVA (21%) Hacienda por 40 millones (o 30, si parece exagerada la cifra anterior) de mascarillas diarias de media? Ahí lo dejo para pensar-. Cosas de las que se habla poco, pero es la bula que otorga tener a los medios de comunicación, sobre todo a las TVs en general, de su parte.
Dejo para el final el nuevo paso ¿penúltimo? de la felonía que empezó el leones de Valladolid José Luis Rodríguez en 2007 con aquella sectaria ley de «Desmemoria Histérica» que despertó las dos Españas que Mariano Rajoy, con su desperdiciada mayoría absoluta, no supo -o no quiso, que sería peor- volver a dormir en la línea que se pretendió por algunos -dos o tres «padres constituyentes» parece que no querían eso- con el «acuerdo» de la Constitución de 1978. Tras conseguir exhumar los restos del Generalísimo Francisco Franco del Valle de los Caídos, y varios intentos de acabar con la Basílica y su Cruz -¿no tiene nada que decir la Iglesia?-, el último consejo de ministros -«contubernio» sería más apropiado- aprobó el martes el anteproyecto de ley de Memoria Democrática, que parece que no es una cosa ni la otra sino más bien una demostración del «Alzheimer político» que padece el socialcomunismo, recuerda lo que ocurrió hace 80 años, en su intento permanente de darle la vuelta a la Historia, pero «olvida» lo reciente, como la imputación del socio podemita, partido y colegas, o las de exministros socialistas andaluces en el caso ERE que la juez amiga Mª Ángeles Núñez Bolaños se encarga de trocear y diluir o de alguno de sus líderes sindicales implicados en no pocas denuncias y condenas o los 300 asesinatos pendientes de ETA. Tiempo habrá de comentarlo tras el trámite de aprobación en el hemicirco que su fiel «Televisión Espantosa» daba ayer por aprobado.
Lo que no sé si aprobará la mesa del Congreso, dada su actual composición, y paso previo necesario para presentarla, es la Moción de Censura que pretende Vox y anunció «para Septiembre» Santiago Abascal -las vacaciones primero-, del que dejó en el aire quién sería el candidato que, finalmente, y si al final se produce, parece que va a tener que ser él por falta de voluntarios -sonaron los nombres de Jaime Mayor Oreja y de José Antonio Ortega Lara-. El Partido Popular ya ha dicho que no va a apoyar, que me parece correcto porque, entre otras cosas y como dijo el otro día su Presidente, Pablo Casado, en palabras de Ortega y Gasset: «El esfuerzo inútil conduce a la melancolía» y no se puede apoyar algo que no cuenta con los votos necesarios y menos liderado por otro «iluminado» -este no porque le gusten los alumbrados festivos- y que sólo busca su lucimiento personal y que, como su «socio» Cum Fraude, se sumen a su ocurrencia aún sin conocer programa y apoyos.
Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión
