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Navarra consolida el cambio hacia un modelo de atención en centros sociosanitarios

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Navarra consolida el cambio hacia un modelo de atención en centros sociosanitarios enfocado en la persona y la mejora de la calidad de los cuidados

El Gobierno de Navarra ha dado un paso más en la implantación de un nuevo modelo de centro residencial para mayores y personas con discapacidad, que tendrá como principales novedades una mayor participación de las personas usuarias en la toma de decisiones, una atención más personal y la creación de espacios más seguros de cara a poder afrontar en el futuro situaciones similares a las generadas por el COVID-19. Así lo ha anunciado hoy la consejera de Derechos Sociales, Mª Carmen Maeztu, en rueda de prensa, junto a Inés Francés, directora de la Agencia Navarra para la Autonomía y Desarrollo de las Personas, y a Ignacio Iriarte, secretario general técnico del departamento.

El Ejecutivo ha iniciado ya el proceso participativo del que será el nuevo Decreto Foral  que regulará el funcionamiento  no solo de las residencias de mayores y de discapacidad, sino también de  los centros de inclusión social, de enfermedad mental y centros de día del sistema de Servicios Sociales de Navarra. En total, afectará a las 13.097 personas usuarias de los 525 centros de la Comunidad foral, de los que 9.105 permanecen en alguno de los  219 centros residenciales activos.

La nueva norma, ahora en exposición pública, servirá para actualizar la legislación que permanecía vigente desde hace 29 años y adecuarla a las nuevas necesidades y demandas de la sociedad. Todo ello permitirá mejorar la calidad de los servicios que prestan e introducir nuevos modelos de atención. Su aprobación en estos momentos cobra especial relevancia puesto que posibilita muchas de las medidas que desde Derechos Sociales se quieren poner en marcha para una nueva forma de trabajo y configuración de los espacios en los centros que, además de mejorar la calidad y humanidad en el cuidado, ofrezcan una mayor seguridad ante situaciones similares a COVID-19 que puedan presentarse en el futuro.

Entre las medidas que recoge el nuevo decreto destacan la creación de centros de dimensiones más reducidas con unidades de convivencia de un máximo de 16 personas,  el incremento de la ratio de personal  cuidador por personas atendidas, la creación de la figura del personal de referencia y la participación de las personas usuarias en la toma de decisiones sobre factores determinantes como su alimentación u horarios.

Convertir las residencias en lo más parecido a un hogar

Una de las principales novedades que introduce el Decreto Foral es la creación y regulación de las unidades de convivencia, que son nuevos espacios que contarán con un área común, entre las que se incluye una sala de estar y cocina propia, propiciando la convivencia entre un grupo reducido de personas usuarias.  De esta forma, un mínimo del 65% de las plazas de cada centro deberá convertirse en este tipo de unidades. Cada unidad tendrá una capacidad máxima, como regla general,  de 16 personas.

Esta distribución será de obligado cumplimiento para todos los centros de nueva construcción, así como en el caso de  obras en los centros ya autorizados que supongan ampliaciones de más de quince plazas. La exigencia de que los nuevos centros estén distribuidos en unidades de convivencia responde al objetivo de huir de los grandes centros más despersonalizados, tratando así de asimilarlos, dentro de lo posible, a los hogares, siguiendo el modelo de atención centrada en la persona.

Las habitaciones contarán con baño propio y la superficie mínima de las mismas será de 14 m2 útiles para las habitaciones individuales y 20 m2 útiles para las habitaciones dobles, sin incluir la superficie del baño. Estos espacios se podrán personalizar con enseres propios. Contarán con toma de TV y acceso a internet.  La unidad de convivencia contará con zonas comunes, de dimensiones más propias de una vivienda y una zona de cocina.

También aumentará la ratio de personal por personas atendidas. Esta ratio no será uniforme, estará en función del tipo de servicio, y funciones del personal, lo que garantizará mejor la calidad mínima que se persigue.

Otra de las medidas planteadas en la nueva norma es que la unidad de psicogeriatría de los centros residenciales, cuando exista,  deberá ocupar un espacio físico diferenciado a la del resto del centro residencial.

En el caso de los servicios de atención diurna, se definen varias modalidades. Asimismo, se marcan unos requisitos generales para todos ellos, estableciendo excepciones para la modalidad de centros de día rural e inclusión social, con la idea de poder permitir el desarrollo de estos servicios de proximidad.

Por otro lado, se prevé la regulación de autorizaciones específicas para aquellos servicios que se diseñan en el marco de experiencias pilotos, y que apuestan por la innovación, posibilitando nuevas fórmulas de abordar las necesidades, como el “cohousing”, por ejemplo. De igual modo, se facilita que una vez validadas estas experiencias pilotos, pasen a incorporase como nuevos servicios.

Atención centrada en la persona: cada persona es singular y única

Con este cambio normativo, el Gobierno de Navarra pretende incorporar una nueva filosofía que gire en torno a la atención centrada en la persona, implementada ya en  los  países más avanzados en políticas sociales, como Países Nórdicos, Reino Unido, Canadá o Australia. Esta nueva visión se ofrece como uno de los elementos clave para la mejora de la calidad asistencial, no solo en los servicios dirigidos a personas mayores o con discapacidad, donde se ha desarrollado en mayor medida, sino en otros ámbitos de los servicios sociales.

En la Comunidad foral, algunos centros como El Vergel, centro propio de Gobierno de Navarra, ya están dando los primeros pasos en esta línea, y un buen número de centros navarros también están  comprometidos con la implantación del modelo de atención centrado en la persona. Especialmente, aquellos que cuentan con plazas concertadas con el Departamento de Derechos Sociales, al formar parte de las condiciones del último Acuerdo Marco para Residencias de personas mayores.

Estos modelos buscan armonizar los sistemas organizativos con las preferencias y deseos de quienes precisan atención o cuidados.  Desde este enfoque la gestión del centro o servicio es un medio que se debe supeditar a objetivos relacionados con la calidad de vida de las personas. Los principios que sustentan la atención centrada en la personas son el reconocimiento de cada  una de ellas como ser singular y valioso, el conocimiento de la biografía, la apuesta por favorecer la autonomía de las personas,  la interdependencia de éstas con su entorno social, la importancia de los apoyos, la negociación como elemento clave en la atención, y el derecho de las personas a gestionar su propia vida y participar en las decisiones relacionadas con su atención. Desde este enfoque se planifica de forma consensuada un proyecto de vida en consonancia con la identidad personal, con lo que para cada persona es realmente importante.

Para adaptarse a ello, serán necesarios cambios en el diseño arquitectónico y la configuración de los espacios físicos de los centros, especialmente de las residencias. También en los modelos de gestión de los servicios y en los sistemas de evaluación. La nueva norma planteada por el Ejecutivo foral implica también cambios en los roles profesionales, desde un papel de experto que decide lo que le conviene a la persona usuaria, hacia otro donde prevalece el acompañamiento la provisión de apoyos, la orientación y la motivación.

En este sentido, el Decreto Foral supone un refuerzo de las garantías y medios del personal, el desarrollo de los estándares de calidad, evaluación de su implantación,  así como la creación de una Red de apoyo para compartir buenas prácticas y herramientas, con impulso y apoyo a dicha Red desde una Comisión promovida desde el Departamento de Derechos Sociales.

Del total de 525 centros de Navarra, 90 pertenecen al área de inclusión social, 71 a discapacidad, 43 a enfermedad mental y el grueso mayor, 321, son centros de mayores. En conjunto trabajan en ellos en torno a 5.000 personas.  Respecto al total de personas usuarias, 1.273 corresponden al área de inclusión social, 2.317 a discapacidad, 1.236 a enfermedad mental, 8.271 a mayores.

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