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A qué estamos jugando

En este “sinfinamiento” por fascículos coleccionables quincenales cuando la lucidez te ataca en el tedio en el que te están confitando (confitar técnica de cocina que consiste en cocer un alimento en materia grasa o azúcar a temperatura muy baja y de manera prolongada, también un excelente sistema de conservación), en la lucha por el relato, versión postmoderna del mito , uno se percata de ser un muñeco manejado por las cuerdas del titiritero. Y se subleva ante el lenguaje bélico impuesto e imperante, pues a las enfermedades no se las combate, se las padece; los que las superan y se recuperan no son valientes son convalecientes que se han curado, el coronavirus no es un enemigo es otro ser vivo que lucha por sobrevivir y perpetuarse en el tiempo y el espacio, la historia de la evolución. La democracia es un concepto abstracto que sólo lo entiende el Homo sapiens y visto el panorama no todos los miembros de esta especie. Las curvas no se doblan, se toman y en geometría no existen picos sino puntos de inflexión. Vivir implica morir.

El problema es cuando esas muertes se podrían haber evitado, no todas, pero si más de las que se han logrado. Por eso es ahora, o nunca, cuando los gráficos de la pandemia indican una disminución paulatina de fallecimientos diarios, un alcance lento de la meseta de la asíntota (vertical hacia abajo) de contagios y una desaturación de las UCI´s, y antes de que haya un rebrote o nos golpee la crisis económica que se aproxima inexorablemente a modo de ola de tsunami que se agranda según llega a la costa, es el momento de pedir responsabilidades.

Viendo al presidente francés dirigirse a su nación, uno siente vergüenza del nuestro porque en sus repetidas alocuciones al pueblo español cautivo en los sofás a la hora del telediario, no ha comparecido con una corbata negra en señal de duelo por nuestros fallecidos, en ningún momento.

Es una ofensa para la memoria de los fallecidos la lucha de cifras tanto a nivel estatal como autonómicos. además de silenciosos, silenciados, a lo que añadir la pérdida o el no saber dónde están algunos cadáveres y la entrega de ataúdes sellados, sin ninguna forma de comprobación.

Observando las actuaciones y exigiendo confianza en su gobierno y pidiendo una reedición del consenso nacional, uno le sugiere al supuesto firmante del Manual de Resistencia que le eche un vistazo a la novela SIDI de Pérez-Reverte para aprender algo de liderazgo. El cual empieza con el ejemplo, no es de recibo loar la sanidad pública y que la viceministra ingrese por elección propia en la Clínica Ruber.

Claro que para aprender hay dar el humilde paso previo del reconocimiento del propio desconocimiento y llenar las alforjas de las ganas de querer saber y dialogar. Y el lenguaje corporal de nuestro Sánchez, según los psicólogos es todo lo opuesto (tenso, cansado y ególatra).

Uno ya está harto del se van a hacer, se van a comprar, se van a …y ver como los ritmos de la administración son ineficientes frente a la diligencia del mundo empresarial y de la sociedad civil. Me cabrea leer “la creación de la figura de coordinación ejecutiva de todos los servicios de prevención de riesgos laborales de Navarra ante la crisis del coronavirus, una coordinación que recaerá en el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra”, y a la vez recibir de mi sindicato un comunicado que, tras reunión con dicho ente, el INSL rehúye avalar las medidas presentadas para poder reiniciar la actividad laboral, ya que su labor es de asesoría, no de avalar.

¿A qué estamos jugando?, lo mismo que el baile de las máscaras cuan carnaval ahora no valen, ahora sí valen y curioso sólo hay un único proveedor nacional aprobado. O el tema de las dichosas pruebas, que tras más de un mes hoy se publica que se cuadriplica el número de PCR diarios en Navarra, al empezar a usar las instalaciones de CIMA, Navarrabiomed y Nasertic, ¿por qué esta demora? Y mientras la lista de voluntarios capacitados para realizar estas pruebas sin recibir ninguna noticia por parte de la administración desde hace un mes.

No pueden faltar a esta kermés los nacionalistas de turno que en cuanto ven un resquicio meten baza para soltar su cansino discurso, y los progresistas de salón y casoplón para los cuales la responsabilidad individual es para los demás, ellos se pueden saltar el confinamiento y las normas para “todos”.

No quiero seguir porque como nos decía un jefe se me hincha la vena y se me ponen los pelos como escarpias. Pero alguien tendrá que asumir la responsabilidad de estos desaguisados, improvisaciones y mareos de perdiz. Y espero que no sea una vez más el mejor amigo del político, el chivo expiatorio.

Del consenso hablaremos otro día. Y de la cacareada y planificada “desescalada”, nadie sabe todavía cómo se va a realizar.

Jesús Bodegas Frías, Licenciado en Ciencias Biológicas

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