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La peste es la ignorancia (cine, ciencia, consciencia y conciencia)

En la vieja Europa nos ha dado por olvidarnos de nuestros orígenes judeocristianos y por ende de que el pecado capital es la Soberbia y el Orgullo. Ambas actitudes nos acompañan desde nuestros orígenes hasta nuestros días, manifestándose innumerables veces. Ahora sentados en el borde de nuestra torre de marfil que es el faro guía y luz de la humanidad, cuna de la civilización actual el ser humano se consideraba el rey del universo. Elucubrábamos que el Armagedón (1998) sería un nuevo asteroide como en Dinosaurio (2000) y resulta que una microscópica partícula que, ni si quiera tiene capacidad de reproducirse por sí misma, pues necesita infectar, nos lleva a vivir en vivo y en directo Contagio (2011), y nos confina en cuarentena, y nos hace conscientes y a algunos “concientes” de nuestra verdadera dimensión. (La conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo consciencia de que existe. Jean Paul Sartre)

Asomados al mundo desde nuestras ventanas virtuales las pantallas de nuestros cachivaches electrónicos (televisión, tableta, ordenador o móvil) nos muestran continuamente el único lúgubre y triste medallero de este año bisiesto sin Olimpiadas, con el número de infectados y los solitarios fallecidos a los que no podemos ni despedir. Nos olvidamos de mirar los terceros del podio, los curados.

Señalamos culpables y anotamos lo que, en un futuro que esperamos corto, les echaremos en cara y les haremos responsables. Mientras quintacolumnistas de todas las ideologías lavan o cizañean a favor y en contra. Mostrándonos nuestra miseria moral, y falta de ética cuando algunos apelan a la responsabilidad que les falta por cumplir con el ejemplo.

Alabamos a los nuevos héroes, a los cuales hasta hace poco o bien ignorábamos o peor criticábamos cuando pedían mejoras laborales. Y volcamos nuestra atención a la ciencia. En espera de una solución. Descubrimos que entre los biólogos los hay especializados en microbiología e incluso en virología. Queremos que encuentren una rápida solución junto con químicos y farmacéuticos, un antiviral. Y resulta que no es tan fácil como en las series de televisión (CSI-2000), que al minuto se logran resultados positivos.

El principio ensayo-error, y repetición es tarea de modernos Sísifos frikis de bata y laboratorio. Solo un dato hace unos días (10 marzo) se anunció la curación del Sida de la segunda persona en el mundo, el resto de los infectados por VIH según en qué parte del planeta les haya tocado nacer, o se mueren o si son de los afortunados sobreviven con un coctel de fármacos si se lo pueden permitir o su Sanidad se los subvenciona.

Cual Madonna en Buscando a Susan desesperadamente (1985) también investigamos una vacuna. Es curioso que en estos días el conglomerado o “lobby” antivacunas se prodiga bien poco, a bien seguro que son los primeros en asaltar farmacias en cuanto se disponga la venta y en exigir a los gobiernos que las incluyan en el programa de vacunaciones.

A pesar de que las principales instituciones mundiales (Naciones Unidas y el Banco Mundial) denunciaron hace meses que un brote de enfermedad a gran escala era una perspectiva alarmante y realista, alertando de que ningún Gobierno estaba preparado.

Pero para estar preparados precisamos ciencia y necesitamos científicos. Ahora somos conscientes de ello. Repasando mis recortes de noticias, los que asoman a mi mujer Al borde de un ataque de nervios (1988), me encuentro con el programa planeta STEM (del inglés-dichosa manía- ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), programa divulgativo para impulsar la ciencia y fomentar vocaciones. También entrevistas como la de Silvia Díaz del Club de la Ciencia en la que se quejaba de que los estudiantes no las eligen (2017) y el divulgador; Javier Fernández Panadero, decía que “La ciencia es básica para entender el mundo en el que vivimos” (2016). Un poco antes (2014) Antonio Tenorio, virólogo del Centro Nacional de Microbiología, manifestaba “No hay dinero para estudiar virus emergentes en España”. Y podría seguir, sin mencionar que los científicos se inician como becarios y continúan malviviendo, concatenando proyectos a excepción de los que llegan a la élite y se los rifan los cuatro institutos punteros.

Hoy en día nuestras progenies alienadas por los medios quieren ser futbolistas y youtubers porque “Poderoso caballero es Don Dinero” (Quevedo). Mientras los científicos piden un nuevo Proyecto Manhattan aunando esfuerzos para encontrar soluciones al SARS-CoV-2, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) se preocupa porque cada mes de confinamiento restará dos puntos al PIB en 2020.

Algunos no terminan de ser conscientes y menos “concientes” de que el PIB sin personas será cero y si no empezamos a cambiar de indicadores para medir nuestros niveles de vida y avances sociales dejaremos de ser la especie hegemónica ahogados en nuestra soberbia, miseria e ignorancia. Acabo con dos frases de Gladiator (2000) “No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar” y ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!

Jesús Bodegas Frías, Vocal de la Junta del Colegio de Biólogos (Cantabria, Navarra y la Rioja).

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