Resulta satisfactorio comprobar que, ya que algunos de nuestros gobernantes permiten, sin rubor alguno, la exhibición de símbolos contrarios a Navarra y al ordenamiento jurídico de Navarra, la judicatura les enmienda la plana y lo condena una y otra vez. Tal y como ocurre, por ejemplo, con la insistente colocación de la «ikurriña» en las fachadas consistoriales navarras o con la imposición del «euskera».
Y es que resulta cansino que, una y otra vez, la» ikurriña» quieran convertirla en símbolo de Navarra.
Navarra ni la espera, ni la quiere, ni la necesita. Mil doscientos años de historia así lo demuestran. Debe quedar claro que los símbolos de Navarra son la bandera y su escudo, con el rojo de fondo, las cadenas y la corona real. Ni más ni menos.
Debería quedar totalmente prohibida su colocación en Navarra.
Por favor,dejen a Navarra en paz. ¡Aquí, Paz y después, gloria!