Personal investigador de la Universidad de Oviedo y de otras instituciones académicas de Portugal y Estados Unidos han demostrado que regular los procesos de reciclaje y control de calidad de las células madre podría tener un gran impacto en medicina regenerativa y en la lucha contra el cáncer
El estudio, publicado en la revista científica «Autophagy», una de las más reconocidas en el área, sugiere estrategias para mantener dichas células en condiciones saludables durante más tiempo, lo que podría tener aplicación en medicina regenerativa.
La investigación ha sido realizada por especialistas del Centro de Neurociencias y Biología Celular de la Universidad de Coimbra (Portugal), de la Universidad de Aveiro (Portugal) y de la Universidad de Minnesota (EEUU), junto con personal de la institución académica ovetense.
El objetivo del estudio ha sido tratar de comprender cómo los procesos de autofagia (reciclaje de componentes celulares) y apoptosis (muerte celular programada), responsables del control de calidad celular en los diferentes tejidos, consiguen aumentar la competencia de las células madre que tienen como función originar los diferentes tipos de células que componen nuestros tejidos.
Según ha informado la Universidad de Oviedo, esta investigación podría tener gran importancia en medicina regenerativa, una vez que sugiere estrategias para mantener las células madre de nuestros tejidos en condiciones saludables durante más tiempo.
En el estudio se ha comprobado cómo las células madre poseen sistemas antioxidantes y de reciclaje de componentes más potentes que les permiten aguantar situaciones de estrés de forma más eficiente.
Sin embargo, conforme se produce el envejecimiento, los reservorios de células madre también se van agotando y estas van perdiendo su capacidad de generar células diferenciadas correctamente.
Por ello, los investigadores han incidido en la importancia de comprender cómo las células madre mantienen su calidad para preservar su función de regeneración de tejidos durante más tiempo.
En esta línea de investigación, iniciada en 2009, se utilizaron células embrionarias de carcinoma de ratón como modelo de estudio. EFE