Un Departamento tan importante como el de Educación, no puede estar sujeto constantemente a un cambio en el personal que lo dirige.
Desde que comenzó la legislatura nacionalista vasca de Navarra, allá por el 2015, no ha habido un solo día en el que dicho Departamento no se haya visto salpicado por la polémica.
Son ya innumerables las personas que han presentado su dimisión en los órganos rectores de dicho Departamento. Parece que se actúa con tanta discrecionalidad, que no importa quién dirija dicho Departamento, el caso es parecer ser o estar.
Las constantes disfunciones y las constantes dimisiones están haciendo del Departamento un caos, un desgobierno, que están pagando quienes deberían gozar de la máxima atención, es decir, los alumnos.
O se toman las medidas oportunas o estaremos asistiendo a un tratado del desgobierno inmenso, donde lo único que importa es parecer que se gobierna y gastar y gastar presupuesto en, eso sí, gastos «identitarios», que no llevan a ninguna parte, salvo la ignominia