El efecto globo del señor Grande Marlaska amenaza con estallarle en las manos. Ahora resulta que como Italia ya no acoge inmigrantes y la opción libia se ha desinflado, España se ha convertido en el punto de llegada hacia Europa de miles de norteafricanos.
El efecto globo no es como lo explica el señor ministro. Cuando a un globo inflado lo fuerzas a deshincharse, el aire sale por donde se ha forzado. Y eso es lo que ha pasado aquí en España, el “efecto llamada”, provocado por la acogida del barco italiano, el establecimiento de la sanidad universal y el dar “papeles” a todos los inmigrantes que llegan en pateras a España, ha sido como un globo lleno de aire, al que se le empuja y como dice el señor ministro “cuando el aire no sale por un sitio, sale por otro” ; así el aire sale ¿por dónde?, por España.
Sabe también el señor ministro que una medida eficaz contra la inmigración ilegal, son las llamadas devoluciones en caliente. De hecho, está de acuerdo, pero quienes lo han colocado ahí, los socios de gobierno del señor Sánchez, piden otra cosa, piden que se admita a todo el mundo -de ahí que se ampare en la Unión Europea para no frenarla-.
Las naciones susceptibles de recibir masivas llegadas de inmigrantes deben saber que los problemas no se solucionan con parches, con huidas hacía delante y que el que venga después, lo solucione. Deben adoptarse medidas urgentes que limiten, que frenen e, incluso, que anulen la masiva llegada de inmigrantes. No es cuestión de no acoger a nadie, pero tampoco es cuestión de acoger a todos.
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