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Los exiliados por ETA, unos dramas personales difíciles de cuantificar

Miles de personas tuvieron que salir de Euskadi y Navarra por la presión del terrorismo de ETA, especialmente a partir de la década de 1990, unos dramas personales y familiares difíciles de cuantificar.

Muchos empresarios, profesores universitarios y periodistas, entre otros colectivos, tuvieron que salir con sus familias al sentir la amenaza o la extorsión directa de la banda terrorista y rehacer sus vidas fuera de su tierra de origen.

No hay cifras oficiales sobre cuántas personas han podido tener que exiliarse por la presión terrorista, pero una de las últimas estimaciones es la que hace el director de la asociación vasca de derechos humanos Bakeaz, Josu Ugarte.

Ugarte coordinó el libro «La bolsa y la vida, la extorsión y la violencia de ETA contra el mundo empresarial», un trabajo de años de investigación centrado en las fuentes de financiación de la organización terrorista a través del denominado «impuesto revolucionario».

Fruto de esta extorsión y de otras amenazas Ugarte considera que entre 1993 y 2008 pudieron huir del País Vasco y Navarra unas 9.000 personas, aunque hasta el anuncio de ETA de fin de su actividad violenta en 2011 pudo haber algunos miles más.

En todo caso, este investigador considera que seguro que fueron al menos 10.000, una cifra que se queda muy por debajo de otras como las manejadas por la Asociación Pro-víctimas de Persecución, Amenazados y Exiliados por causa de ETA, Zaitu, que llegó a barajar que los exiliados por ETA pudieron ser entre 45.000 y 60.000 personas.

Este colectivo fue objeto de un trabajo del Gobierno Vasco presidido por el lehendakari socialista Patxi López, aunque finalmente no se llegó a ninguna concreción.

La Dirección vasca de Atención a las Víctimas del Terrorismo de Maixabel Lasa, viuda de un asesinado por ETA, fue la que inició la elaboración de este estudio sobre las necesidades de los exiliados amenazados por esta organización que quisieran volver a Euskadi.

Las primeras personas que se pusieron en contacto con el Gobierno Vasco para pedir una ayuda centraron sus principales problemas en la búsqueda de trabajo, el acceso a una vivienda o la posibilidad de obtener ayudas sociales. Finalmente, fueron pocos quienes se interesaron por esta posibilidad, en buena parte porque mucha de la gente que se fue en los denominados «años de plomo» rehizo su vida fuera de Euskadi y Navarra, y la mayoría no se planteó su regreso.

El tratamiento a este colectivo no ha estado exento de controversia, ya que en 2012 hubo una propuesta del PP para reformar la ley electoral y permitir votar en Euskadi y en Navarra a los exiliados por ETA.

Esta posibilidad quedó en nada después de una polémica en la que algunos dirigentes nacionalistas llegaron a hablar de intento de «pucherazo». EFE

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1 Comentario

  1. Desmoulin

    Nadie, ni el PNV, ni el PP, ni la Iglesia siquiera, ha recordado el drama vivido por más de 300.000 ciudadanos vascos, víctimas también de los terroristas, amenazados que tuvieron que dejar sus negocios, sus casas y su vinculación a su tierra por el miedo a ser asesinados, que, desde hace décadas, viven dispersos por muchos lugares de España y algunos del extranjero. Creo que el exilio vasco es comparable al sufrido por otras comunidades como los pueblos saharaui y palestino.

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