Monolito del hacha invertida de ETA en Bayona. Efe
La Asociación Navarra de Víctimas del terrorismo de ETA (ANVITE) considera una «ofensa grave» y una «humillación» para las miles de víctimas la colocación de un monolito en Bayona con un hacha, aunque esté invertida, ya que, junto con la serpiente, era el símbolo de la banda terrorista
En un comunicado, expresa su malestar con la inauguración en la citada localidad francesa, hermanada con Pamplona, de un monolito para conmemorar el «supuesto desarme de la banda terrorista ETA».
Ese monumento, según señala, «supone una ofensa grave a todas las víctimas del terrorismo etarra, ya que utiliza el símbolo del hacha que, junto a la serpiente, representó a la banda terrorista que asesinó a más de 800 personas y causó miles de heridos».
Ademán censura que «en el acto de inauguración ni se nombró a las víctimas, ni se mencionaron los crímenes perpetrados por ETA».
ANVITE denuncia que el alcalde de Bayona, Jean-René Etchegaray, estuvo acompañado en el acto de inauguración por Arnaldo Otegi, «condenado como dirigente de ETA y máxima autoridad actualmente de EH Bildu, formación que nunca ha condenado el terrorismo».
Para las víctimas del terrorismo, según remarca, «es inconcebible que, conociendo perfectamente lo que ha significado para ETA esa región del sur de Francia, ahora quede perpetuada su presencia mediante ese inmenso árbol que nace del filo de su hacha» .
Por eso aplaude la iniciativa de COVITE de solicitar al Presidente de Francia, Emmanuel Macron, que repruebe la colocación del monolito, ya que «el país vecino ha dado recientemente muestras de que sabe cómo honrar a las víctimas, en el funeral de estado por el gendarme Arnaud Beltrame».
Frente a los rumores de disolución de ETA, pide que sean las «Fuerzas y Cuerpos de Seguridad quienes den el golpe definitivo y se conviertan en los protagonistas absolutos del final etarra».
«A los terroristas no se les pide que se desarmen ni que se disuelvan, se les persigue y se acaba con ellos y esto es lo que las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado han estado haciendo durante muchos y lo que provocó el supuesto desarme en su momento», asevera.
En este contexto remarca que no quieren entrar «en el juego de los terroristas, ni adoptar su lenguaje» y subraya que «la violencia etarra no fue una guerra, no fue un conflicto, fue terrorismo puro y crudo y, como tal, hay que erradicarlo de una vez por todas».
Por todo ello concluye que «ni homenajes a los etarras ni blanqueamiento de la historia ni permitirles que sean ellos los que se disuelvan. Que el Gobierno dé la orden y nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad continúen haciendo su magnífico trabajo». EFE
