Navarra homenajea a la compositora Emiliana de Zubeldía, en un concierto que se celebra este viernes, 26 de febrero, a las 19.30 horas, en la Ciudad de la Música de Pamplona.
La soprano Elena Rivera y el pianista Jorge Robaina interpretan este concierto, que es fruto del convenio de colaboración firmado en 2015 entre el Gobierno de Navarra y la Fundación Emiliana de Zubeldia, creada en 2007 en Hermosillo (Sonora, México), entidades que vienen colaborando desde hace años para promover, rescatar y difundir la obra de la compositora navarra, especialmente desde que el Gobierno de Navarra posee los derechos de propiedad intelectual de la obra de Zubeldia en 2013, por donación de sus herederas, María Carmen, María Jesús y Teresa Laguardia Gaitán.
El programa, titulado “Canciones de Emiliana Zubeldía”, ofrece en su primera parte “Seis canciones populares españolas” con un repertorio basado en las piezas: Berceuse, Guajira, Zortziko, Coplas Gitanas, Jota, La Gitanilla (Edición Casa Max Eschig, París, 1927), y Asturiana (de Emiliana de Zubeldia, edición Revue Musical, París 1926).
Le siguen una serie de obras de folklore español, armonizadas para piano por Emiliana de Zubeldía: La vi llorando (canción montañesa de despedida); El clavel (romancillo de ronda);Tengo cuatro pañuelucos (canción de romería, de la colección Soles y Brumas de España, edición de Renée Bauxou de Schweinfurth, México 1947).
El concierto continúa con varias canciones de la colección “Poetas en América”, entre ellas: La niña de Guatemala (poema de José Martí), Nanas (poema de Carmelina Vizcarrondo), Yumurí (poema de Ellen McGrath de Galván); y Mañanita alegre (poema de Carmelina Vizcarrondo).
La actuación se cierra con canciones con poemas de Ana Mairena en la colección Poetas de América, canciones inéditas tituladas: El primer día, Perdí mi canica, Que soy blanca rosa,¡Ay, que no soy!
Emiliana de Zubeldía
Nace en Salinas de Oro (Navarra) en 1888. Comienza sus estudios musicales en Pamplona y los continía en Madrid y París. Ejerce como profesora de piano en Pamplona, pero a partir de 1928 viaja por distintos países de
América y se asienta en Nueva York. En 1937 se traslada a la ciudad de México y diez años más tarde se establece en Hermosillo, capital del Estado de Sonora (México), donde trabaja como maestra de solfeo, historia de la música y piano, dirige la Escuela de Música de la Universidad y es directora del Coro Universitario, que alcanza un gran prestigio.
Como compositora, es autora de un gran número de obras para piano, guitarra, ensambles de cámara, coros y orquesta. Fallece en Hermosillo en 1987, casi a los cien años, tras realizar una ingente labor en todos los terrenos de la actividad musical. En México se convierte en una personalidad reconocida y admirada.