Los portugueses dieron la victoria en las urnas a la coalición liderada por el actual primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, pero le retiraron la mayoría absoluta con la que contaba la pasada legislatura, lo que abre interrogantes sobre la gobernabilidad del país.
Con el 90 % del voto escrutado, la alianza entre socialdemócratas y democristianos obtiene cerca de un 39 % de los votos, frente al 32 % de su principal rival, el aspirante socialista António Costa.
La victoria de la coalición de Passos Coelho es la primera de un Gobierno que ha aplicado las duras recetas de la troika para salir de la crisis.
Durante estos cuatro años de Gobierno —tres de ellos con la troika—, Passos Coelho ha rebajado el paro del 17,5% al 12,4%; el déficit del 7,5% al 3%, según previsiones para este año, y ha privatizado empresas por valor de 10.000 millones de euros, pese a lo cual, la deuda ha subido hasta el 128,5% del PIB.
La victoria del dúo Passos Coelho-Paulo Portas no se ha sustentado en promesas ni en rebajas de impuestos, sino solo en que lo peor había pasado y que mejor no cambiar de Gobierno. Nunca hablaron del fin de los recortes, solo de sus relajamientos.

Los portugueses son pobres, y saben que lo son, son humildes y realistas, y no tenen el odio al rival tan metido dentro. Son capaces de aceptar que lo que hay es lo que hay. Preocupante la abstención tan elevada.