

El Cosmos de Nueva York convirtió hoy el fútbol en herramienta de diplomacia con un histórico amistoso con la selección nacional de Cuba, una misión en la que no importó el resultado, sino contribuir a la unión de las aficiones y los pueblos de dos países en proceso de deshielo.
La intensa lluvia durante todo el día, que cobró intensidad durante los 90 minutos del partido, no ahogó la fiesta de los asistentes a un casi lleno estadio Pedro Marrero de La Habana, que brindó una fuerte ovación antes del partido cuando se escucharon los himnos tanto de Cuba como de EE.UU, mientras enarbolaban las banderas de ambos países.
Una estampa cargada de simbolismo para el que fue el primer evento deportivo de envergadura que se produce después del 17 de diciembre, cuando los presidentes de EEUU, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, anunciaron al mundo su intención de restablecer sus relaciones diplomáticas, rotas desde 1961.
El 4-1 de resultado en favor del Cosmos a penas importó a la afición cubana, ansiosa por ver en el terreno de juego por primera vez al «galáctico» ex madridista Raúl González Blanco, la estrella del Cosmos que más brilla entre los aficionados y a quien iban dedicadas la mayoría de las pancartas que se vieron en la grada.
Aunque ha sido el fútbol el primero en estrenarse en la isla en la nueva etapa de distensión con EEUU; recientemente el conjunto de béisbol de los Orioles de Baltimore anunció su intención de viajar a la isla antes de que finalice este año en una misión de diplomacia deportiva semejante a la del Cosmos.
Precisamente los Orioles de Baltimore son el último equipo de una liga profesional de los Estados Unidos que estuvo en Cuba, el 28 de marzo de 1999 para enfrentarse a la selección local.
Hay que remontarse a 1978 para que algunos cubanos recuerden la última vez que un club de fútbol profesional de EE.UU jugó un partido en la isla, cuando el ya extinto Chicago Sting visitó a la selección local.