Proceso de destitución de la vicepresidenta Duterte en Filipinas: los católicos invocan el espíritu de la “Oratio imperata”
«Ha habido y sigue habiendo un acalorado debate en el país tras el aplazamiento, en el Senado, de la votación sobre la destitución de la vicepresidenta Sara Duterte. La opinión pública parece estar dividida. Como comunidad eclesial, al seguir estos acontecimientos políticos, podemos afirmar que nuestra brújula sigue siendo el bien común. Y el espíritu con el que observamos y valoramos esta situación es el de la “Oratio Imperata” que hemos recitado en Manila antes de las elecciones», ha declarado a la Agencia Fides el padre Esteban Lo, director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Filipinas.
En aquella fase preelectoral, el cardenal José Advincula, arzobispo de Manila, había invitado a los fieles a «abrirse a una conversión continua hacia la verdad, la justicia y la paz». El padre Lo, ha recordado algunos pasajes significativos de la Oratio Imperata, en la que se pide a Dios: «Extiende una vez más tu mano poderosa y guía a nuestra nación en este momento de crisis»; «deja que la luz de la verdad brille para guiarnos por el camino hacia la unidad y la paz»; «haz que brote la justicia, abriendo el camino a la sanación y la reconciliación».
El pasado mes de febrero, la Cámara de Representantes ha aprobado con 215 votos de un total de 306 la destitución de Sara Duterte, acusada de malversación, corrupción y extorsión. Para avanzar, el procedimiento debe superar una votación en el Senado. Tras las elecciones del 12 de mayo y la constitución del nuevo Senado, se ha formado un tribunal especial de destitución que deberá examinar el caso y conducir el proceso contra la vicepresidenta
El 10 de junio, los senadores han votado a favor de remitir las denuncias a la Cámara de Representantes por motivos jurídicos y de procedimiento, lo que ha provocado protestas de activistas y descontento en parte de la opinión pública. El portavoz del tribunal del Senado, el abogado Regie Tongol, ha rechazado las acusaciones de querer «ganar tiempo» y ha explicado los pasos necesarios: la organización formal del tribunal, la adopción de normas procesales, la emisión de una orden a la Cámara para resolver cuestiones jurisdiccionales, la citación formal a Duterte y la recepción de la comparecencia de sus abogados defensores.
En esta fase, la Conferencia Episcopal de Filipinas, a través de un mensaje firmado por su presidente, el cardenal Pablo Virgilio David, ha instado al Senado a actuar, recordando que se trata de «un deber constitucional, no de una opción política». Según la nota, la intervención de la Iglesia no responde a intereses partidistas, sino que está arraigada en la doctrina social católica, «que defiende la verdad, la justicia y el bien común». «La búsqueda de la verdad no es una agenda política; es un imperativo moral. Dejad que la conciencia guíe vuestras acciones. Dejad que la verdad siga su curso», reza el comunicado.
El arzobispo de Lingayen-Dagupan, Sócrates Villegas, también ha advertido que retrasar el proceso de destitución «no solo constituye un fracaso político, moral y espiritual por parte de los funcionarios públicos, sino también un grave pecado de omisión contra el bien común», al atentar contra la verdad, la justicia y el derecho de los ciudadanos a exigir rendición de cuentas.
La Asociación Educativa Católica de Filipinas (CEAP), la mayor red de instituciones educativas católicas del país, se ha sumado al llamamiento, instando al Senado a no retrasar el proceso, al que ha calificado como «un imperativo constitucional, moral y democrático». AGENZIA FIDES