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No hay duda de que el resultado de la declaración de Víctor Gonzalo de Aldama el viernes, ante el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, opaca las demás noticias y cambia en parte la reflexión semanal que venía preparando hasta el jueves. Pero no quiero pasar por alto otros asuntos que había contemplado, aunque sea de forma muy resumida.
En primer lugar, mi recuerdo a tres aniversarios que se han rememorado –muy poco o casi nada– esta semana. Dos de ellos, tristes, por lo que pudieron ser o representaron para el bien de España, tan dudoso hoy, y lamentable el tercero, para nuestra desgracia. Me referí a ellos más ampliamente en un artículo de hace ocho años, que creo que sigue actual . Me refiero, como algunos habrán adivinado, a las muertes de José Antonio Primo de Rivera (1936) y Francisco Franco (1975), ambas un 20 de noviembre. El primero, fundador de Falange Española (29 de octubre de 1933) murió fusilado en la prisión de Alicante y el segundo, vencedor del socialcomunismo que asoló España entre 1931y 1936 y dio lugar a un enfrentamiento civil de tres años que acabó el 1 de abril de 1939, lo hizo en la cama tras una larga vida consagrada a levantar España, que a su muerte era la octava potencia industrial del mundo. El primero, del que Miguel de Unamuno dijo que “A José Antonio le he seguido con atención y puedo asegurar que se trata de un cerebro privilegiado. Tal vez el más prometedor de la Europa contemporánea”, se despedía en su testamento con esta frase “Ojalá sea mi sangre la última que se vierta en contiendas civiles”, lo que no se cumplió, puesto que la Guerra Civil no había hecho nada más que empezar. El segundo, como buen conocedor del pueblo al que había servido, nos dejaba al final del suyo la petición de “Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la Patria”. Con él fueron compatibles unidad y multiplicidad, mientras ahora la segunda está llegando a un extremo que puede acabar con la primera.
La tercera de las circunstancias “luctuosas” arrancó también un 20 de noviembre de 2011, con la ilusión de once millones de españoles, en este caso para enterrar políticamente el desastroso periodo “regresista” de José Luis Rodríguez Zapatero –el mejor amigo de los enemigos de España y, hasta entonces, el peor presidente español desde la transición–. No corresponde ahora extenderse en que la falta de decisión, visión o voluntad de Mariano Rajoy –que de todo puede haber–, para dar la “vuelta al calcetín” que España necesitaba tras los nefastos siete años y medio de la “banda” anterior, hizo que casi otros siete años después llegara el discípulo aventajado del susodicho ZP a lomos de una mentira en una sentencia, desmontada después por el Tribunal Supremo. Pedro Sánchez llegaba para completar el destrozo exponencial iniciado en 2004, que ya había empezado en 1982 –con una pendiente más suave–, tras una etapa plana en valores, educación y sistema electoral –por no extenderme más– entre 1996 y 2004, tal vez desde una mala semilla de la que sus bienintencionados sembradores no conocían bien los posibles frutos –los otros sí, aunque tal vez no pensaran que los conseguirían tan pronto– o no valoraron suficientemente, desde su buena fe, los malos injertos.
También son trío las “huidas” al exterior de Falconeti en tres semanas –India, Azerbaiyán y Brasil–, su actividad preferida para dilatar su agenda y no dar la cara ni explicaciones en el Congreso sobre su cada día más complicada situación personal, familiar, política y de partido –para eso ya está su Loro Park de cotorras amaestradas–. Tres “huidas” que, como en el caso de los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, también fueron cuatro si añadimos la de Paiporta, ésta por pies, después del palo volador que ni le rozó pero que hizo mover todos los dispositivos necesarios para descubrir a los “agresores” de su integridad física –la única que tiene–. Por cierto que se dice que el NO apaleado abroncó al Rey por haberlo dejado solo –rodeado de guardaespaldas debajo del paraguas– y no haberse ido con él, como escribe Alfonso Ussía en El Debate .
En otro orden de cosas, se va cerrando la soga al cuello de Begoña Gómez, después de que el lunes publicara ABC en portada un comprometedor WhatsApp de la directora de programas de la Secretaría de presidencia del gobierno Cristina Álvarez, que trabaja para ella, al exvicerrector de relaciones institucionales de la Universidad Complutense, Juan Carlos Doadrio, en estos términos: “Hola Juan Carlos para el tema de la propiedad intelectual de la plataforma de medición que se va a hacer con otri Ucm y que te comenté incorporarte junto a Ruano y bg. Necesito estos datos tuyos”. El juez Peinado espera a doña Begoña el próximo 18 de diciembre, en relación con sus presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo profesional. Será después de acceder al aplazamiento solicitado por la investigada por su “imprescindible” presencia en Brasil, como acompañante de su marido, invitado a la reunión del G-20, en la que lucía en su solapa el “esfínter” multicolor –como acertadamente lo llamó alguien– de la Agenda 2030 que lo guía. El mismo día que también está llamado a declarar el que fuera consejero múltiple de la comunidad de Madrid, Juan José Güemes , que el lunes pasaba de testigo a investigado en sólo cinco minutos ante su señoría. Tras la cual, el citado juez emitió una providencia para que «a través del Punto Neutro Judicial, consultar la numeración de las cuentas corrientes en las que figure como titular la investigada… y al Registro Civil Único de Madrid a fin de que se emita certificado literal de Matrimonio, con sus anotaciones marginales, de la investigada». No tardó en reaccionar su diligente marido: “Absoluta tranquilidad y absoluta transparencia. Si se quiere investigar el estado de las cuentas de mi esposa, perfecto. Lo que se verá es que es una mujer pulcra, honesta, y que tiene un estado de cuentas que refleja lo que cualquier trabajador/a, como millones de españoles/as en nuestro país. Y si el señor Peinado quiere comprobar por escrito que Begoña y yo estamos casados, tampoco hay problema”. No sé si habré sorpresas en esos documentos.
Al final, la “Omaita” María Jesús Montero, en estado semicatatónico y tras implorar su diputada Patricia Blanquer a ERC, consiguió que su “principio de la indisolubilidad del agua y la sal” no se cumpliera –¿quién no ha comprobado en sus baños de mar la dificultad de tener que ir apartando cristales de cloruro sódico (que esa es la sal a la que se refería Marisú, NaCl, para víctimas de la LOGSE) sin disolver?–. A la tercera o cuarta intentona se llegó a un acuerdo descafeinado en el que da la impresión de que ha medio contentado a unos y a otros de sus socios y apoyos, que se habrán dejado engañar porque no van a encontrar otro desgobierno chollo al que sacarle la hijuela como a éste. Mientras, su jefe salía feliz dando la bienvenida “a los gobiernos de minoría parlamentaria”. En fin, veremos lo que da de sí el trampantojo que, de momento, se traduce en una subida más de impuestos para las clases medias, enemigo a batir de esta izquierda, teniendo en cuenta que fue el mayor logro social de Franco, que él pensaba que iba a ser el soporte de España a su muerte.
Y pasando de puntillas sobre algunas cosas, como el intento de asesinato de MUFACE por la MUjer MEdico MAdre ministra de Sanidad, Mónica García; el nuevo movimiento clientelar que va a suponer la regularización por el procedimiento de urgencia de 900.000 inmigrantes en tres años con la nueva ley de extranjería; la penúltima estupidez irresponsable de Biden con Ucraína o la nueva línea roja que traspasa el presimiente pactando con la ultraderecha europea para colocar a su vicetercera y máxima responsable de la tragedia valenciana, nos vamos al Aldamazo que ha propinado en la línea de flotación del gobierno y del PSOE el nexo de la que parece ser ya la trama Sánchez, Víctor Gonzalo de Aldama, tras su voluntaria declaración ante el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, el pasado jueves. Un bombazo que ha descolocado a toda la banda y en particular al jefe, que lejos de sus silencios habituales se adelantó a las puertas del Congreso para tratar de salir al paso: “Estamos tranquilos, porque en lo que respecta a mi persona –el burro siempre delante–, en lo que respecta a mi gobierno actual, en lo que respecta –la redundancia denota nerviosismo, evidentemente– mi organización al partido socialista obrero español, todo lo que ha dicho este señor es categóricamente falso. Y si ha demostrado algo, es, precisamente, que su estrategia de defensa es la mentira. Es la mentira –lo tiene que repetir para creérselo, y lo dice el que llegó a lomos de una mentira, plagió su tesis, mintió con Iglesias, con los nacionalistas, con los indultos, con la captura de Puigdemont, con la amnistía…, no dejó de mentir hasta anteayer apoyando a los candidatos de sus “apestados” Orban y Meloni y mentirá mañana–. Las declaraciones de un presunto delincuente, me merece el crédito que tiene, ninguno. Porque tendrá que ser el señor Aldama quien pruebe esas insinuaciones y esas acusaciones. O sea, ¡menuda inventada!”. En lo de que Aldama tendrá que probarlo, puede tener razón, pero cuando el juez y el fiscal lo dejan en libertad con medidas cautelares, debe ser porque aprecian indicios de verdad y credibilidad en sus declaraciones, teniendo en cuenta además que esas acusaciones suponen su autoinculpación en más delitos, lo que permite pensar no iba a hacer si no pudiera documentar lo que dice. Recordemos que Sánchez llegó al poder para luchar contra la corrupción y presumiendo de decencia: “Un gobierno que nació además de la necesidad de acabar con la corrupción de la anterior administración del gobierno del Partido Popular y que ha hecho, además, de su ejemplaridad y de la ejemplaridad, su bandera. Una ejemplaridad –más redundancia–absoluta, total, que no entiende de colores. Y quiero además reafirmarme en que esa lucha contra la corrupción ha de ser im-pla-ca-ble –cortando las sílabas para darle énfasis a su “buena” intención, venga de donde venga y caiga quien caiga”.
No anduvo con reparos el señor Aldama en la réplica al Número Uno, al salir de prisión apenas doce horas después de su declaración: “El señor presidente me ha llamado delincuente y personaje. Este señor tiene que saber que él es mitómano –parece que lo conoce bien– y tiene Alzheimer, porque cuando le preguntaron por dos veces, una en el Congreso y otra en Portugal que si me conocía, no contestó. Y de repente, cuando sale una foto mía, ya si me conoce diciendo que no sabe, que es una foto que se hace con cualquiera. No, las fotos que se hace con cualquiera se las hace en la calle, no en zonas privadas ¿vale? Eso una. Y dos, como tantas pruebas quiere, que no se preocupe el señor Sánchez, que va a tener pruebas, de todo lo que se ha dicho”. Y fue más concreto aún ante el juez, al que explicó que fue Sánchez el que pidió que lo invitaran al mitin del Teatro de La Latina en 2019, porque quería conocerlo, y le aclaro que esa foto no fue precisamente por casualidad: “Esa foto se hace en un sitio reservado, en el que solamente estamos el presidente, Koldo y yo. En el que el presidente me dice, palabras textuales, ‘gracias por lo que estás haciendo, me tienen informado’ y le digo ’no tiene que darme las gracias y dura poco más la conversación, salgo, el presidente se queda hablando con Koldo, no sé de qué, y al momento, a los treinta segundos, sale Koldo y sale el presidente”. Ya veremos si son ciertas las cantidades que dice haber pagado al número dos del número uno, José Luis Ábalos (sin contar los 88.000 € del piso de su “sobrina” Jessica 20 minutos); al número dos del número dos, Koldo García; al expresidente canario y actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres y al jefe de gabinete de la viceprimera y ministra de Hacienda, Carlos Moreno. Pero lo que parece que son hechos que constan en el Informe 211/2024 de la UCO, de fecha 8 de octubre “DANDO CUENTA DE LOS AVANCES EN EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN”, es que Aldama negoció con los hidrocarburos con una licencia concedida por el gobierno –¿por Teresa Ribera?– que es lo que lo llevó a la cárcel por un presunto fraude de 180 MM€; medió para el rescate millonario de Air Europa, aprobado por el gobierno en el plazo récord de setenta días, cuando la media suele ser de un año; montó empresas para vender mascarillas a los ministerios y comunidades del PSOE; ayudó a Begoña Gómez en el patrocinio de la cátedra en la Complutense que se negoció gestionó desde la Moncloa; y fue el intermediario entre Delcy Rodríguez y el gobierno y estuvo presente en la reunión clandestina e ilegal de Ábalos con ella, en Barajas, en el avión de la vicepresidente venezolana, de la que da detalles, como la llamada que le pidió a Ábalos que hiciera a Sánchez para asegurarse de que no iba a ser detenida si bajaba a tierra. Por si fuera poco lo anterior, The Objective publicaba el viernes que “en media docena de ocasiones habría utilizado uno de sus vehículos particulares, un Audi A8 de color negro, para transportar al jefe del Ejecutivo con el objetivo de esquivar a sus escoltas y evitar que los trayectos quedaran registrados en las hojas de servicios” y el sábado que el Ministerio del Interior de Marlasca “condecoró a Víctor de Aldama con el ingreso a la Orden del Mérito de la Guardia Civil en septiembre de 2022” . A ver cómo explican esto y que dice el “bulócrata reincidente” –como lo llamó Cayetana Álvarez de Toledo en el Congreso– “Gracita Pascual Petra” Bolaños, que dejaba hace unos días “un mensaje muy claro y contundente a la sociedad española: reforzamos el ministerio fiscal para perseguir el delito… Y, por supuesto, reconocemos y apoyamos a todas aquellas personas que colaboren con la Justicia para esclarecer delitos… Este gobierno no tolera ningún tipo de corrupción…”.
Nos esperan unos días interesantes y a ver que hacen los partidos de la oposición que sirva de algo, porque para 2027 quedan tres años y esta banda acaba con todo antes de que se les pueda echar, si no consiguen antes implantar Venezuela en España. Lo visto en la conformación de la nueva Comisión Europea me parece que no permite albergar buenas perspectivas.
Antonio De la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.