Desde una tierra donde la fe ha sido transmitida “sin la asistencia de misioneros”, se llamará a los jóvenes a convertirse en “misioneros valientes” que puedan testimoniar la alegría del Evangelio en cada rincón del planeta. Este es el deseo de los organizadores de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, programada para Seúl en 2027, que ya cuenta con su logo y su tema.
«¡Tened valor: yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33) es el tema elegido por el Papa, mientras que el logo representa una cruz roja y azul. Estos colores simbolizan la victoria triunfal de Cristo sobre el mundo. Inspirado en el arte tradicional coreano, el diseño general utiliza las técnicas de pinceladas únicas de la pintura coreana e incorpora sutilmente los caracteres Hangul que representan a Seúl. Además, el rojo en un lado de la cruz simboliza la sangre de los mártires, armonizando con el tema del “coraje”. El azul representa la vitalidad de los jóvenes y simboliza la llamada de Dios. Juntos, estos colores retoman el motivo Taegeuk de la bandera coreana. El amarillo que brilla detrás de la cruz representa a Cristo, que es la “Luz del Mundo” y brilla sobre la Iglesia como el sol que nace en Oriente y guía a la Iglesia hacia la unidad.
Ambos han sido dados a conocer esta mañana durante una conferencia de prensa celebrada en el Vaticano, a la que han asistido el cardenal Kevin J. Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, dicasterio bajo el cual se organiza la Jornada Mundial de la Juventud, Peter Soon-Taick Chung, Arzobispo de Seúl y Presidente del Comité Organizador Local de Seúl 2027, y Paul Kyung Sang Lee, Obispo Auxiliar de Seúl y Coordinador General de la GMG de Seúl 2027.
“El peregrinaje hacia la JMJ de Seúl 2027 será más que un simple encuentro”, ha afirmado el Arzobispo de Seúl, precisando que lo que comenzará con el Jubileo “será un viaje significativo en el que los jóvenes, unidos a Jesucristo, reflexionarán y discutirán sobre los desafíos modernos y las injusticias a las que se deben enfrentar. Será una gran celebración que permitirá a todos experimentar la vibrante y enérgica cultura creada por los jóvenes coreanos. También será una oportunidad para sumergirse y compartir la dinámica y apasionada cultura que han producido los jóvenes coreanos. Además, a través de esta celebración, los jóvenes coreanos tendrán la valiosa oportunidad de comprometerse y compartir las preocupaciones y pasiones de sus coetáneos”.
Corea, ha señalado seguidamente el obispo Paul Kyung Sang Lee, “se encuentra en un contexto único, diferente al de las ediciones anteriores de la Jornada Mundial de la Juventud, caracterizado por la coexistencia armoniosa de diferentes tradiciones religiosas. En este contexto, la Iglesia católica coreana ha encarnado con constancia las virtudes cristianas del ‘perdón’ y de la ‘compasión’, promoviendo estos valores en la sociedad y coexistiendo pacíficamente con otras confesiones. En una realidad persistente de ‘nación dividida’, durante las últimas siete décadas la Iglesia ha trabajado diligentemente para resolver los conflictos inherentes a esta división, buscando la paz y la unidad para el pueblo coreano. El surgimiento de la K-Catholic y de la K-Faith entre nuestros jóvenes es un testimonio de estos esfuerzos. Nuestros jóvenes y nuestros jóvenes creyentes permanecen abiertos al diálogo interreligioso y aspiran a una coexistencia armoniosa y pacífica”.
Pero, el viaje hacia Seúl pasará primero por Roma. Como es costumbre después de cada JMJ internacional, los jóvenes de Lisboa entregarán a los jóvenes coreanos los símbolos de la JMJ, es decir, la Cruz de los jóvenes y la icono de la Salus Populi Romani el próximo 24 de noviembre, Solemnidad de Cristo Rey del Universo, durante la Santa Misa que será presidida por el Papa en la basílica de San Pedro.
“Nuestro deseo es que muchos jóvenes, incluso aquellos que nunca han participado en una JMJ, en los próximos tres años emprendan un camino, sobre todo interior, para encontrarse en Asia junto al Sucesor de Pedro y para dar juntos un valiente testimonio de Cristo”, ha dicho para concluir el cardenal Farrell. AGENZIA FIDES