La reconciliación con Indonesia es un ejemplo a seguir en nuestros tiempos desgarrados por las guerras, el Primer Ministro de Timor Oriental
Por Paolo Affatato
Timor Oriental ha optado por la vía de la reconciliación con Indonesia para sanar las heridas del pasado. Y ahora ese proceso de reconciliación “podría ser, en pequeña medida, un ejemplo para los contextos de conflicto en la escena internacional actual, incluida Europa y Medio Oriente”. Esta es la propuesta que Xanana Gusmao, ex líder del movimiento de resistencia y actual Primer Ministro de Timor Oriental, ha expuesto en una entrevista concedida a la Agencia Fides, donde expresa las esperanzas, que comparte con sus compatriotas, respecto a la visita apostólica del Papa Francisco, recién llegado al país más joven del mundo, con más del 95% de población católica.
– Primer Ministro Gusmao, ¿qué significa para Timor Oriental la visita del Papa Francisco?
– La presencia del Papa genera un sentimiento de orgullo. Es un momento histórico para nosotros, que somos un pequeño país católico tan distante del Vaticano. Recordamos la visita de Juan Pablo II, hace 35 años, cuando la cuestión de nuestra independencia necesitaba ser considerada por la comunidad internacional. La llegada y la oración del Papa fueron para nosotros una bendición. Antes de la invasión de Indonesia (en 1975), menos del 30% de las personas estaban bautizadas como católicas en Timor Oriental. Junto a la violencia, las masacres, y los asesinatos, incluso la religión era utilizada por el opresor y a veces se intentaba forzar a las personas a convertirse al islam. En cambio, la gente abarrotaba las iglesias y los bautismos comenzaron a aumentar. Hubo una conexión entre el aspecto religioso y nuestra lucha por la independencia. Luego, el trágico episodio de la masacre de Santa Cruz (en 1991) fue una señal importante y también los países occidentales comenzaron a considerar nuestra lucha por la autodeterminación. El Papa “vino en el momento adecuado”, su visita fue providencial, dicen aún hoy las generaciones mayores. Y creemos, por lo tanto, que también hoy es “el momento adecuado” para recibir al Papa Francisco.
– ¿Cómo avanza el proceso de paz y reconciliación con Indonesia?
-Timor Oriental ha querido con firmeza la reconciliación después de las heridas del pasado. En este sentido, Timor Oriental podría ser, en su pequeña medida, un ejemplo para los contextos de conflicto en la actual escena internacional, también en Europa y Medio Oriente. Aquí hemos encontrado el camino para llevar a cabo un proceso de verdadera reconciliación. Con otros países en condiciones de fragilidad, ha habido un intercambio de experiencias muy productivo al respecto. En cambio, cuando estuve en Suiza para la conferencia sobre la paz en Ucrania, allí no estaba Rusia. Pero la paz se hace con los enemigos; es necesario encontrarse en las mesas de negociación, y la comunidad internacional tiene la tarea de promoverlas.
Nosotros lo hemos hecho con Indonesia. Esto no significa olvidar los sufrimientos y las atrocidades del pasado. Tenemos el Museo de la Resistencia que recopila todas las pruebas de esos dolorosos episodios y conserva la memoria para las generaciones futuras. No queremos ni podemos borrar la historia. La Comisión de Verdad y Reconciliación también ha pedido a Indonesia que reconozca las masacres cometidas. Y también hemos recordado episodios de respeto, en los que los militares indonesios se negaron a cometer violencia contra la población civil indefensa, a pesar de las órdenes recibidas. Pero se recuerda el pasado para construir un futuro diferente, basado en el respeto y la paz. No se quiere culpar al pueblo indonesio de hoy. Estuve en Indonesia después del colapso del régimen de Suharto, que decidió la ocupación de Timor Oriental. Indonesia también ha cambiado. Ha sido posible establecer un proceso de reconciliación y buenas relaciones políticas. El pueblo timorense y el pueblo indonesio han compartido este enfoque. Hemos buscado la paz y seguimos buscando reconstruir un futuro de bien, especialmente pensando en las nuevas generaciones.
-¿Cuál es la relación entre el Estado y la Iglesia en Timor Oriental?
– Nuestra constitución es laica, somos un estado laico y democrático que rinde homenaje a la Iglesia católica y reconoce su valioso aporte incluso explícitamente en la Carta Constitucional. Tenemos una relación especial con la Iglesia católica; hemos firmado un Concordato. El Estado ofrece una contribución anual a la Iglesia, que varía cada año, y está incluida en el presupuesto estatal: un apoyo que es utilizado por las instituciones católicas para los servicios sociales prestados al pueblo.
-Timor Oriental tiene una vasta población joven. ¿Cómo influye este dato en la política del gobierno?
-Timor Oriental es una nación joven, con alrededor de veintidós años, y podemos decir que está compuesta en gran parte por una población juvenil. El gobierno tiene el deber de promover su futuro. Pensamos en las inversiones para mejorar la calidad de la educación. En segundo lugar, debemos fomentar el desarrollo económico, ya que solo el desarrollo económico puede garantizar más empleos para nuestra gente y desalentar la emigración de los jóvenes. Estamos en este proceso. Todavía somos un país agrícola, compuesto mayormente por familias de agricultores, pero ahora envían a sus hijos a la escuela.
Estamos tratando de cambiar la mentalidad de la gente, por ejemplo, mejorando la agricultura con nuevas tecnologías e incentivando el sector privado. Se necesita un cambio cultural que promueva una mentalidad emprendedora. Para ello, hemos lanzado un programa de desarrollo compuesto por aproximadamente novecientos pequeños proyectos, distribuidos por todo el país, buscando involucrar a personas, especialmente jóvenes, para que inicien pequeñas empresas. Estamos satisfechos con el resultado. Los pequeños proyectos dispersos sirven para crear motivación y ejemplo. Una pequeña empresa puede sostener a una familia entera o a varias familias. Tenemos la intención de crear un banco de desarrollo para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, un banco que active el microcrédito.
-¿Cómo se posiciona Timor Oriental en la escena internacional? ¿Cómo son las relaciones con las potencias vecinas como Indonesia, Australia y China, interesadas en el petróleo timorense?
– Como nación joven y pequeña, hemos buscado establecer redes y compararnos con otros países frágiles debido a sus condiciones socio-políticas: así nació la iniciativa del grupo del “G7+”, una organización intergubernamental que reúne a países que están enfrentando un conflicto activo o que han experimentado recientemente conflictos y fragilidad. Este grupo cuenta con 20 países miembros provenientes de África, Asia-Pacífico, Medio Oriente y el Caribe. Intercambiar buenas prácticas con estos países ha sido y sigue siendo muy útil.
En cuanto a la explotación del petróleo, estamos en negociaciones con empresas australianas y chinas, con un principio claro: después de la extracción, el oleoducto debe llegar a Timor Oriental. Debemos hacer todo lo posible para crear empleos, y empleos cualificados, para nuestra gente. Queremos evitar involucrar solo a grandes empresas extranjeras; nuestro objetivo es generar un impacto social y económico virtuoso. Estamos promoviendo este principio y este derecho, es decir, el derecho de llevar el oleoducto a nuestra costa, en todos los foros internacionales.
-¿Qué sueña Xanana Gusmao para el futuro de Timor Oriental?
-De joven soñaba con la libertad y la independencia. Ese sueño se ha realizado. Era el sueño de un pueblo entero. Ha sido un camino con un resultado maravilloso. Ahora el objetivo es ver una nación desarrollarse y tener buenas condiciones de vida. Las personas han sufrido también después de la independencia. Hemos tenido que reconstruir la nación desde cero, comenzando por las infraestructuras básicas. Ahora debemos continuar construyendo escuelas y hospitales en las áreas rurales. El sueño de hoy es que no solo unas pocas personas tengan una vida digna, sino que todos los ciudadanos timorenses, en las ciudades, en los pueblos, hasta en las zonas rurales y montañosas, disfruten de una vida digna. Pero, más que un sueño, es una misión en la que hoy nos estamos comprometidos con todas nuestras fuerzas.