La Iglesia celebra hoy 1 de noviembre la fiesta de todos los Santos y agradece al Espíritu Santo su acción santificadora
En este día los creyentes rezan unidos para imitar sus ejemplos, a fin de contemplar un día el Rostro de Dios.
El origen de esta Fiesta es del siglo IV. Se empezó a celebrar la conmemoración de los mártires, común a varias Iglesias. Los primeros datos están en Antioquía, en el domingo después de Pentecostés. San Juan Crisóstomo (s.IV-V), obispo de Antioquía y uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia del Oriente, ya hablaba de ello.
Más tarde entre los siglos VIII y IX, la fiesta comenzó a difundirse en Europa, y en Roma específicamente en el IX. Poco más tarde, el Papa Gregorio III (731-741) eligió la fecha del 1 de noviembre para coincidir con la consagración de una capilla en San Pedro dedicada a las reliquias «de los Santos Apóstoles y de todos los santos mártires y confesores, y de todos los justos hechos perfectos que descansan en paz en todo el mundo».
En la época de Carlomagno (VIII-IX) esta fiesta ya era ampliamente conocida y celebrada.
«No pensemos solo en los ya beatificados o canonizados. El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel de Dios, porque «fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente» (Lumen gentium),