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Lo siento, no podemos

Un diputado nacional dice echar de menos la pena capital contra los monarcas españoles. “Falta guillotina”. Y yo me pregunto, (no por su estado mental, ni por su cordura, ni lo que le pagan por ser diputado), si va a recibir algún tirón de orejas por su demencia y fanatismo partidista a todas luces contrario a la monarquía.

El Rey de España, que no el rey de espadas, siguió sentado puesto que el sable de Bolívar no forma parte de los símbolos del Estado colombiano: “bandera, escudo e himno nacional”. Símbolos donde prácticamente aquí se silban y abuchean en los campos de fútbol a la mínima final que se juegue.

El sable de Bolívar fue robado por la guerrilla urbana M-19 en 1974, guerrilla a la cual dicen que perteneció don Gustavo Petro Urrego.

Te tachan de racismo por la discriminación en el empleo, justicia, vivienda, atención médica, poder político y educación entre otros.

De xenófobo por odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros.

De misoginia si desprecias a las mujeres, pero parece que si le deseas la muerte a alguien públicamente solo eres, como mucho, un mezquino. O sea, que no parece que se trate de un delito puesto que su deseo forma parte de la esfera privada de la persona. Así pues, no todo comentario ofensivo es delito, de manera que un ciudadano libre sin estar sujeto a la disciplina de partido podría expresarse de la siguiente forma y no precisamente en contestación a éste.

Compañero: “en España se fusila poco”. Creo que los delitos de sangre debieran de ser revisados en ese sentido, puesto que hicieron daño a personas en busca de notoriedad propia, que mataron para robar, por odio, por rencillas. Que mataron, y esto sí que me parece más grave que quedarse sentado ante el paso del sable de don Simón. En cualquier caso observo que a ustedes no les gusta el rey ni sentado ni de pie.

Les sugiero que en vez de decir tonterías, cosa que les perjudica seriamente, deberían de investigar lo de los drones incendiarios, que al parecer nos queman los montes y que una vez detenido el pirómano con las manos en la masa no ponerlo en libertad con una caja de cerillas bajo el brazo. No sé si usted me entiende.

Déjese usted de guillotinas y de morderse las uñas.

Manolo Royo, humorista www.manolo-royo.com

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