Los ciudadanos se sienten indignados ante el anuncio de manifestaciones por el 8M este 2021, después de las críticas que suscitó su celebración el año pasado, cuando el Gobierno se empeñó en celebrar el acto poniendo en riesgo la salud de la población, pese a que ya había datos sobrados de la crisis sanitaria. Se permiten manifestaciones y el resto de otras celebraciones, veáse Semana Santa, no. Puro esperpento.
Este gobierno y los grupúsculos que le apoyan no tienen sentido del deber. Ellos a lo suyo. Ya hemos sufrido suficiente, ya celebramos un 8M cuando no se debería haber celebrado. Sí importa manifestarse, sea como sea, el caso es hacerlo. ¿Por qué? ¿Para qué?
¿Merece la pena un brote, un repunte y una cuarta ola de la pandemia a cambio de una foto, de un escaparate para el activismo feminista? Bueno, quizá este año, con la que cayó el pasado, no conozcamos datos de contagios.