Ciudadanos, el hoy partido político de Inés Arrimadas, ha jugado una partida muy difícil y ha perdido.
Los hechos le han hecho darse cuenta de que jugaba con un tramposo y ha optado por abandonar la partida.
La partida se llamaba «presupuestos generales» y no ha salido bien, porque todos los jugadores se han aliado para derrotar a quien no hacía trampas.
A partir de ahora, el principio del fin. Un partido que se queda sin objetivo, «dejarse ver» y no lo consigue, está abocado al fracaso.
Tuvo su momento, pero falló y, ello, sus votantes se lo van ha hacer pagar caro. Solo un milagro, léase elecciones catalanas, le harían recuperarse. ¿Será posible?
Probablemente no.