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Que Dios nos proteja, Falconeti ha vuelto con su rostro de hormigón bronceado

Los acontecimientos mandan y hay que sustituir el recuerdo que venía ocupando mis reflexiones del mes de Agosto por la actualidad que da por terminado el verano ante la «precipitada» vuelta a la actividad política tras el sacrificio del doctor Plagio cum Fraude de «interrumpir» sus vacaciones, tres semanas después de empezarlas -es decir, sin perdonar ni un día del periodo anunciado-. Así pues,   el buenista, «moderado» y salvífico Fray Falconeti, deja descansar el Falcon que lo transportó -gratis total a él y a parte de su familia política, dicen las malas lenguas- hasta los palacetes de La Mareta en Lanzarote y Las Marismillas en Doñana, con escala intermedia en Palma de Mallorca donde fue a «despachar con el Rey» -no al revés, como sería lo lógico-, y darnos su primera «homilía» del nuevo curso político en otra rueda de prensa a su manera, al finalizar el primer consejo de ministros.

Con su tono angelical difícilmente descriptible por escrito y un nuevo brindis al Sol: «Estamos decididos a apoyar a cualquier presidente autonómico», poniendo a su disposición a las Fuerzas Armadas y sus rastreadores, y «Las comunidades autónomas lo están haciendo bien» -no debe tener buenas intenciones cuando empieza con una loa así-, echó balones fuera descargando sobre ellas las actuaciones ante lo que parece un adelanto del rebrote de la pandemia previsto para Otoño. Mientras, sus subordinados de gobierno y partido, así como sus medios de comunicación afines -es decir, casi todos- no dejan de atacar a las gobernadas por el Partido Popular, especialmente Madrid, el enemigo a batir, que desde Marzo se viene adelantando con sus medidas a las de esos «comités de expertos» que «asesoran» al desgobierno, la última con las publicadas para la apertura del curso escolar.

No faltó sus dosis de autocomplacencia ante las críticas de algunos medios perversos por no haber cortado su descanso vacacional: «Once reuniones del consejo interterritorial de Sanidad»; «16.000 millones no reembolsables -o sea, regalados- concedidos a las autonomías»; recordatorio de su «regla de las tres M», que casi le falla cuando empezó con «mascarilla, distancia… -se dio cuenta de que empezaba por «d» y, tras balbucear, rectificó vía teleprónter-, metro y medio y lavado de manos»;  solidaridad con el no doctor Fernando Simón que ha descrito el ritmo de los rebrotes como «situación preocupante»; y presumir de que ya se descargó la aplicación «radar COVID», que recomienda a los ciudadanos por su «efectividad como señal de alarma», entre otros alardes, pero no respondió al número de muertos reales por la pandemia que preguntó la periodista de Libertad Digital ni censuró a su socio por la situación procesal en la que se encuentran él y su partido, sino que le repitió su «apoyo» y expresó su «satisfacción con Unidas Podemos». Ya se pueden imaginar las conversaciones previas entre Mr. Proper -limpio y transparente- y la «Rata Chepuda» -como en Google se ha convertido en primera entrada en alusión al socio-, que no diferirán mucho de esto:

– MP: «Pablo ¿qué hacemos? esto se puede volver contra nosotros».

– RCh: «Pues ya sabes, Pedro, si quieres más legislatura y seguir en Moncloa, a echar tierra encima y de comparecencia mía en el Congreso, ni flores, que mi churri y yo nos estamos trajinando otro casoplón en una urba cerrada de La Berzosa para que dejen de darnos jarabe democrático estos fachas…».

Tampoco se dio por aludido a lo que cada vez más medios califican como la peor gestión de la pandemia del mundo, que la Universidad de Cambridge, The Economist y el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada reflejaron en diferentes estudios y análisis desde mediados de julio, concluyendo que España ha sido el país que peor ha gestionado la pandemia tanto en el plano sanitario como en el económico. Ahora se une Bloomberg, que deja Sánchez como «el más incompetente en la primera ola y de vacaciones en la segunda», en un artículo en el que además de  colocarnos a la cola en la gestión del impacto de la pandemia con el mayor número de casos por millón -cercano a 1.000, doble que USA y Brasil, por ejemplo-, saca los colores a un Gobierno que considera «débil, que ha gestionado mal, y ahora frente a las una o dos ruedas de prensa diarias de marzo y abril ha pasado al otro extremo con el presidente y familia de vacaciones y sin hablar en público después de que España registró el mayor número de contagios diarios por millón de personas en Europa y la situación empeora cada día». «España resurge como epicentro de la pandemia del coronavirus en Europa» y añade que «su Gobierno parece negarlo». Recuerda además que «la industria del turismo -que representa el 12% del PIB- está diezmada y la economía de rodillas» y destaca que «hasta Italia, que sirvió de modelo para España tiene un mejor manejo de la crisis». Termina diciendo que «Mientras Angela Merkel recuerda a los alemanes que la tendencia es preocupante y que Europa sigue en peligro, los españoles podrían preguntarse por qué su líder toma el Sol y no está haciendo lo mismo».

Por el contrario, nuestro «presimiente», en una mezcla de falsa bondad y chulería, se descolgaba con su repetitivo mensaje de unidad -con él, por SU puesto (separado)- instando «a todos los partidos políticos, especialmente al PP, a llegar a un acuerdo para renovar el gobierno de los jueces, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo -el suyo, claro- y Radio Televisión ‘Espantosa’ y a aprobar los presupuestos», es decir a darle un cheque en blanco para que termine de hacer lo que quiere, destrozar España con apoyo del comunismo y del nacionalismos de ambos signos, filoetarras incluidos, mientras con los votos de sus disputados y demás socios de moción tumbaba la comparecencia de su socio para dar cuentas de su ya más que cuestionada financiación.

En definitiva, prometiendo de nuevo «doblegar la curva» de la pandemia, de la que cuando levantaba en Junio el prolongado estado de alarma de cien días decía que «ya hemos vencido», se apuntaba un nuevo hallazgo: «España tiene más infectados porque hacemos más PCR y tests» y en su característica patada a seguir -lo único que realmente le importa, seguir- pasa el  muerto a las CC.AA. y si sale bien, el gobierno se apunta un tanto y si sale mal, ellas -especialmente las gobernadas por el PP- habrán fracasado y vuelta la burra al trigo.

Y termino resaltando cuatro características que no necesitan mucha aclaración, que definen muy bien al desgobierno imperante: desconocimiento, incompetencia, ocurrencia y sectarismo que, por esas carambolas del destino, resulta que sus iniciales forman esa gran palabra, DIOS, que me parece que se convierte en lo último que nos va a quedar para los que creemos en Él, sobre todo si triunfa la campaña que buena parte de ese NOM y sus aliados «demócratas» norteamericanos vienen desatando contra la reelección de Donald Trump que, como vengo diciendo y repitiendo en comentarios y artículos, es el último recurso que le queda a Occidente y a los principios del conocido como humanismo cristiano que, con sus altibajos, estableció las reglas morales de los últimos veinte siglos. Que Él nos ayude y proteja.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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