La destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del grupo parlamentario popular en el Congreso de los Diputados, no supone una buena noticia para la derecha de este país.
Un partido, el PP, que con su «giro» hacía la llamada moderación, como si ello fuera la panacea, al destituir a la «extrema» Cayetana, busca acercarse al poder, al considerar que al acercarse a posiciones cercanas al PSOE, puede tener su oportunidad.
Con ello el PP parece olvidar sus principios ideológicos, que deberían ser opuestos al PSOE, y no similares; y parece caer en errores pasados al despreciar a las opiniones diferentes, como era la de Cayetana.
Hoy prima, por lo visto, en este partido lo que representa Feijoo, seguidor de Rajoy. La derecha, por lo visto, queda al albur de la sociedad, una sociedad que no votará y se mantendrá en la abstención sin un partido al que votar. Porque en el populismo, de izquierda y derecha que ya ha hecho su labor, la sociedad, los votantes, no confían.