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Cuando el  problema es de “contabilidad” y la anécdota se hace categoría

Desgraciadamente, los hechos son tozudos y me obligan a serlo yo también a riesgo de repetirme en cuestiones que vengo diciendo -demasiadas veces ya- en los últimos quince años -o incluso más- sin mucho éxito. No pierdo la esperanza -iluso de mí- de que la repetición los mantenga vivos en la memoria del españolito de a pie -si es que le llega-, de natural “olvidadizo” de situaciones críticas de las que alguien lo salva, tras la ruina que, generalmente, dejan los que mayoritariamente reciben su voto cuando las cosas van medianamente bien. A ver si hay suerte y va calando.

Tras la enésima sesión del “Aló presidente” de ayer, esta vez sin “rueda de prensa” precocinada y al más puro estilo bolivariano del chavista Nicolás Maduro, con la que se acostumbró a obsequiarnos el doctor Plagio cum Fraude cada fin de semana, me pregunto ¿qué hará a partir de ahora para seguir en el “candelabro”, que diría la folclórica? Desde la consabida autosatisfacción por “lo bien que lo han hecho” -hasta Luis Figo, exjugador del Real Madrid, ha dicho: “¡Qué rápido se ponen medallas!”, dedicándole en su perfil de Twitter a Sánchez el hastag: #estoesunap..aruina-, confirmó la ya conocida “clausura” del estado de alarma que le vino muy bien para colarnos infinidad de medidas que nada tenían que ver con la situación sanitaria sino con su ideología y la de su socio, saca de nuevo la cara amable llamando a la unidad que él nunca ha querido si no era con su persona, después de habernos sumido en una reclusión -ellos dicen confinamiento, pero ignoran que la RAE define como tal la “Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente en  libertad, en un lugar distinto al de su domicilio, por lo que se ha tratado realmente de una reclusión: Encierro o prisión, voluntario o forzado– de casi 100 días desde el pasado 14 de Marzo. Un largo periodo, con muchas incertidumbres, que ha impedido la tradicional rendición de cuentas que, tras ese plazo de gracia, se suele pedir al nuevo gobierno y que, difícilmente hubiera la superado este frente popular socialcomunista que llegó como llegó, de la mano de los que tienen como objetivo romper con el régimen constitucional que la mayoría de españoles votó en diciembre de 1978.

El que pedía la cabeza de Mariano Rajoy en 2014 por la muerte de un perro a la semana de un único caso de Ébola o utilizaba una sentencia torticera -que se ha demostrado errada- para presentar su moción de censura, se muestra ahora con su falso tono conciliador mientras sus lacayos siembran en el Congreso y demás intervenciones en sus medios adictos y subvencionados, la crispación que achacan a la oposición. Y llegamos así a este primer día de “liberación” con un nuevo “milagro de los viernes”, que el que cada día huele más a cabeza de turco, Fernando Simón, nos venía anunciando que llegaría “muy pronto”, la cifra “real” de fallecidos hasta la fecha por la pandemia del COVID19 en España. Después de la congelación durante doce días en 27.117 pese a que las autonomías seguían dando muertes cada día y de la “desaparición” de 1.918 el 24 de Mayo -sin olvidar los casi 19.000 contagios que se “cayeron” el 26 de Abril al empezar a contar como confirmados sólo los derivados de PCR-, esta “eminencia” de la epidemiología pasa por alto las cifras de organismos como el I.N.E., el Instituto de Investigación Carlos III, los Registros Civiles o las propias funerarias, que sitúan el número de fallecidos en torno a los 44.000 -por debajo de los 50.000 que parece ajustarse más a la triste realidad- y nos “actualiza” la esperada cifra en 28.136 -1.179 más- reconociendo sin parpadear que “Faltan 12 o 13.000 muertos -casi el 50% del total oficial, añado- de los que puede que el 20, el 30 o el 50% -eso es precisión- sean por el COVID, pero no tenemos datos”. Y una paradoja que el ingenio en las redes sociales ha resumido en una viñeta: “En EE.UU., el culpable de los fallecidos por COVID19 es Trump, en Brasil, Bolsonaro, en el Reino Unido, Jhonson y en España…, la Oposición”. No se puede resumir mejor el objetivo del Nuevo Orden Mundial, remachado aquí en la “Nueva Normalidad” que desde mañana estrenamos sin que haya cambiado mucho la situación los últimos días y con nuevos rebrotes por Europa y resto del mundo, pero con el 28 de Junio más cerca y las furgonetas y buzones de Correos decorados al efecto. Alguno pide ya el Premio Princesa de Asturias de Sanidad para el nefasto Simón y ayer los medios de televisión destacaban las más de diez horas que un forofo del citado “fichaje” de Rajoy para el ministerio de Ana Mato -no es de extrañar que si no veía “un Jaguar en el garaje”, no apreciara el gol que le colaba su jefe con el sobrino político de Romay Becaría– sufría para que le grabaran en su muslo la imagen del afamado speaker de la Sanidad española, continuación de un sinfín de artículos de consumo -camisetas, jarras, gorras, etc.- que se están conociendo del popular “no doctor”.

Todo esto se quedaría en pura anécdota cómica si no tuviera detrás la tragedia de 50.000 personas y sus familias y si no fuera porque forma parte de la categoría que está alcanzando en todo el mundo un movimiento satánico que parece pretender cambiar el orden social y económico y perseguir todo lo que se relacione con las raíces y valores del humanismo cristiano que sentó las bases de la civilización que conocemos como occidental. Prueba de ello ha sido al aprovechamiento de un desgraciado -y de todo punto censurable- incidente en Minneapolis, que acabó con la muerte de un hombre de raza negra, para avivar la llama del racismo a través del movimiento afroamericano Black Lives Matter -“Las Vidas negras Importan” ¿las blancas no?- creado en 2013 tras la absolución del hombre que mató a un joven negro y la protesta organizada por tres activistas en las redes sociales, a las que -como al izquierdismo mediático imperante- parece que no les importan tanto las víctimas que el terrorismo callejero y los llamados Antifa -inspirados en la “Antifaschistische Aktion” alemana-, han causado desde que empezaron las protestas que dejaron no menos de nueve muertos -algunos negros también- de los que los medios televisivos españoles parece que no se han querido enterar ni vimos a ningún político “demócrata” norteamericano -ni a conocidos deportistas como Marcelo o Guardiola (antirracistas confesos ahora)- arrodillado por ellos. Fruto de esta oleada del antirracismo unilateral que caracteriza a la izquierda -como en todo-, estamos viendo los derribos o atentados de estatuas de conquistadores y políticos. En el caso de Cristóbal Colón -al que estos “pacíficos” antifas  llaman genocida- han derribado estatuas en Boston, Minnesota o Richmond, donde la tiraron a un lago. En el de Winston Churchill, Nelson Mandela y Mahatma Gandhi en Londres hubo que recurrir a su blindaje con tablones para evitar el vandalismo. Mientras tanto, el minúsculo Partido Marxista-Leninista alemán, sin representación parlamentaria ni casi presencia en Alemania, ha colocado en la puerta de su sede en Gelsenkirchen (Renania del Norte-Westfalia) una estatua de Lenin, como homenaje a “un gran pensador”, según ellos. De nuevo la doble vara de medir que en España padecemos igualmente con la retirada de las estatuas del General Franco de todas sus ubicaciones en diferentes ciudades -creo que queda una, de pie, en Melilla que, con el Ayuntamiento en manos de Ciudadanos, ahora próximo a sus orígenes socialistas, no durará mucho-, mientras mantenemos las de Largo Caballero -precisamente el “Lenin español”– e Indalecio Prieto en los Nuevos Ministerios del Paseo de la Castellana de Madrid, de donde, en homenaje de José Luis Rodríguez a Santiago Carrillo -creo que por su cumpleaños- en una madrugada de Marzo de 2005, con nocturnidad y alevosía, “cambió” la historia y permitió al de Paracuellos “derrotar” al que lo echó de España, 30 años después de muerto y 66 después de “cautivo y desarmado el ejército rojo… y conseguidos los últimos objetivos militares…” perder la Guerra en 1939.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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