Cuando los ciudadanos viven una situación de crisis confían que, cuando acuden a pedir ayuda a su Gobierno, este se lo va a solucionar. Es una reacción automática que, raramente, pueden evitar.
En la actual “crisis” del coronavirus, los ciudadanos se están encontrando a gobiernos incapaces de solucionar sus problemas. El más importante el de su supervivencia, también económica.
Que un sindicato médico denuncie la falta de material para defenderse de esta enfermedad es un ejemplo de cómo los gobiernos fallan a sus ciudadanos. ¿Cuántas personas han muerto y están muriendo y morirán por culpa de este hecho o quedan infectadas?
No hay respuesta y si la hay, está escondida. Miles de personas se debaten entre la vida y la muerte por la falta protección, por la falta de un material tan básico como una mascarilla o un respirador.
Cuando esto termine, deberán depurarse responsabilidades, caiga quien caiga, sea quien sea. La dimisión de un gobierno y unas elecciones deberían eliminar a tanto de tanto.