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Y entonces llegó Pedro Sánchez y nos contó su “País de las maravillas, bajo el imperio de la ineptocracia”…

Y entonces llegó Pedro Sánchez y nos contó su “País de las maravillas, bajo el imperio de la ineptocracia”, mientras la baja ralea ataca de nuevo y sigue bramando.-

Dos meses y un día después de su ilegítima llegada a la Moncloa -recordemos que ni siquiera era diputado electo-, un plazo que recuerda al de una condena -su llegada lo es para España-, revestida de “legalidad” con los votos de la mayoría de la Cámara Baja -nunca mejor dicho lo de baja en este caso, dado el nivel mayoritario- se digna a comparecer en rueda de prensa el presidente del gobierno anuncio resultante del contubernio del pasado 1-J, reproducción del frente popular versión Siglo XXI que, gracias a que en España no hay hambre desde que Don Francisco Franco acabara con ella, no pasó a mayores, de momento, pese a los repetidos intentos socialistas y nacionalistas.

Alguien ajeno a la realidad -o recién aterrizado en España de otro planeta- que hubiese presenciado dicha comparecencia, seguramente sacaría dos conclusiones: <<Estamos ante un gobierno perfecto que hace un recuento positivo de “SUS” logros>> y <<toda va de maravilla y la prensa contribuye a engrandecer el acto de exaltación de esos logros>>, ya que no hubo una sola pregunta que supusiera una presumible debilidad de tan “poderoso gobierno”. Tuve la santa paciencia de escuchar íntegra la intervención del showman y las preguntas de la parte de los presentes que interesaba al “director” del uso de palabra y no salía de mi asombro, pese a que mi capacidad de sorpresa hace tiempo que llegó a su límite, pero siempre hay que estar abierto a una nueva marca -lo mismo que la capacidad de España para albergar tontos se amplía a diario, la mía de asombro va alcanzando límites insospechados con esta lamentable izquierda y prensa (perdón por la redundancia) -.

En una nueva sesión del Club de la Comedia, y tras agradecer su presencia “a todos y a todas”, empezó el ínclito “premier” diciendo que estábamos en “un cambio de época” con el que  “la democracia se reivindicó” y que “los ciudadanos se reconocen en su democracia”, rematando esa idílica presentación con que “gobierno y sociedad caminan en la misma dirección”. Es evidente que las gafas de sol con las que últimamente le gusta posar le restan bastante visión o tal vez  se trate de unas gafas “virtuales” con las que ve SU realidad y no la que escuece. Me vino a la cabeza una frase que repetía un buen amigo de los viejos tiempos que hoy descansa en paz -se libró de este despropósito-: “No hay peor ciego que el que no se limpia las gafas”, decía el bueno de Bernardo.  Vamos a ver don Pedro I “el hipotecado”, ¿llama usted democracia a que la unión de la extrema derecha nacionalista, racista y golpista, con la extrema izquierda, nacionalista o no, incluso de filia  terrorista -todo un conjunto nefasto de enemigos de España- le hayan permitido cumplir su ansiado sueño de llegar a la Moncloa y asegurarse un porvenir que por sus escasos méritos nunca habría logrado? Más bien parece que se ha contagiado usted de la visión parcial de su socio supremacista, racista y golpista -insisto-, que sólo parece ver la parte de ciudadanía que le compra el mensaje porque muchos millones de españoles, yo entre ellos, no nos reconocemos en esta -SU- democracia.

Viene muy al caso aquí un término que hace unos cinco años sugirió el académico y escritor francés Jean d’Ormesson y que aparece ahora por las redes sociales -precisamente ahora, y yo soy de los que no creen en las casualidades-, «l’inaptocracie», es decir la ineptocracia, o “gobierno de los ineptos”. Un sistema, decía su creador, “en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado donde se han aplicado, a unas personas que sabe que son idiotas». Pues eso, Sr. presidente, no es que sean ineptos todos los miembros de su gobierno, pero sí vendidos a la causa -“si quieres conocer a fulanillo dale un carguillo”-, ni mucho menos idiotas todos los españoles, aunque el “aborregamiento doctrinario” de este nefasto sistema educativo haga que muchos puedan parecerlo, pero su llegada al primer nivel de la política trae a la memoria una de las pocas frases acertadas de su modelo Rodríguez -al que clona y supera- confesada al parecer a su consorte en un momento de lucidez: “Para ser presidente del gobierno sólo hace falta ser mayor de edad y español” -lo de español no me cabe duda de que lo diría desde la toponimia, no desde el sentimiento, que ha demostrado con creces no tenerlo-.

Habló después Falconeti -acertado apelativo con el que le llamó en su último artículo un conocido comunicador de las mañanas radiofónicas- de recuperar “la España del talento” y de que estamos en una “España feminista”, incurriendo así en una “contradictio in terminis” -ya sé que tampoco sabe latín-, puesto que nadie con talento puede ser feminista en el sentido que esta izquierda pijoprogre da al término. Y remató este bloque de estupideces -¡qué atrevida es la ignorancia!- diciendo que, el suyo, es “un gobierno coherente y no partidista y sin el Parlamento en contra”. Veamos don Perico, ¿es coherente intentar gobernar con 84 diputados, “apoyados” por una “mezcla” de ideología dispar e inmiscible, cuyo único punto de “coherencia” entre ellos es romper España? ¿Es no partidista cesar al Coronel Jefe de la UCO, Manuel Sánchez Corbí, cuando investigaba a los suyos, o colocar al frente de empresas públicas e Instituciones del Estado, a miembros pasados o actuales de su ejecutiva federal -el 44% de ellos se dice, además de poco cualificados para esos puestos, bastantes de ellos- con sueldos que ya quisieran directivos de empresas con beneficios? ¿Es no tener al Parlamento en contra el rechazo mayoritario al aumento de déficit propuesto o a la renovación del Consejo de Administración de RTVE -un ente que habría que cerrar cuanto antes, por cierto, al igual que el resto de TVs públicas- o necesitar una segunda vuelta para la solución provisional de nombrar como Administradora Única del Ente a Rosa Mª Mateo, sin experiencia de gestión conocida y que está volviendo a la TVESOE de ZParo o peor?

Llegó por último el regodeo fantasioso y autocomplaciente en los datos económicos del “avocálico” Pdr Snchz, que presentó como si de logros suyos se trataran, cuando se referían al segundo trimestre, del que sólo los últimos veinticinco días escasos corresponderían a su etapa presidencial tras la toma de posesión de su consejo de ministros, ministras y ministres anuncio, uno de los cuales no llegó a calentar el sillón por destaparse su intento de fraude a Hacienda y otro imputado por delito contra el Medio Ambiente -esa redundancia que tanto les gusta “defender” a su ecologismo sandía-. Así habló de, crecimiento -pero el último dato conocido ya presagia lo que viene tras su llegada, al haber bajado la previsión para 2018 del 3% al 2’7%-; de competitividad y de confianza -por eso un conocido banco ya ha anunciado su posible cambio de estructura ante la creación del pretendido nuevo impuesto a la banca, que acabaríamos pagando los ciudadanos si llega a imponerse-. De momento, todo lo que ha hecho ha sido aumentar el número de ministerios, disparar su número de asesores -es decir, aumentar el gasto por ese capítulo un 25%- y subir el sueldo a los funcionarios o actualizar a los pensionistas, dos medidas aprobadas por el Partido Popular e incluidas en los presupuestos para 2018 heredados del Gobierno de Mariano Rajoy. También, la oferta de empleo público de más de 30.800 nuevas plazas -la política clientelar típica del “socialistismo” derrochador-; aumentar el efecto llamada -que ya acarreara el tándem ZP/Jesús Caldera en 2005- y el “papeles para todos”, con su acogida indiscriminada e irracional de inmigrantes, invasores en su mayoría, dirigidos por las mafias anti europeas, y sus anunciadas medidas de agilizar los trámites de regularización, eliminar las tasas universitarias para inmigrantes o universalizar la Sanidad. Todas, medidas de gasto, en la más tradicional línea socialista de “funcionar mientras dure el dinero de los demás”, que tan acertadamente dijera Margaret Thatcher.

Mientras tanto, vuelve a salir a la palestra el tan manido “máster” de Pablo Casado -que no era sino un curso sin valor alguno salvo para acceder a un posterior doctorado que no cursó-, que resurge con fuerza tras el auto del pasado lunes de la Juez Carmen Rodríguez Medel –responsable también de la imputación de Cristina Cifuentes por falsificación y cohecho- perteneciente a la Asociación Profesional de la Magistratura, dicen, de ideología supuestamente conservadora, cuyo principal soporte parecen ser unas declaraciones de Ignacio Escolar, director del digital eldiario.es -que según reconoce él mismo no es periodista, aunque ser hijo de Arsenio Escolar parece que suplió la titulación-  y anteriormente del periódico del amigo de Zapatero, Jaime Roures, creador de La Sexta. Es decir, todo un pedigrí de “objetividad independiente”, como destila por su boca en las tertulias de la sectaria cadena televisiva que, increíblemente, salvara Dª Soraya Sáenz de Santamaría de la quiebra, endosándosela al Grupo AtresMedia, que desde entonces supera en sectarismo e inquina contra el Partido Popular a su absorbida -curiosa paradoja-. Pude ver el pasado lunes, cómo, la presentadora suplente de Susana Grisó, que supera en sectarismo a su jefa -que ya es decir, pero suele pasar-, interrumpía el Espejo Público -sí, me sacrifico también viendo algunos tramos de esa basura informativa que me dan juego para mis críticas- para dar paso a la “noticia de última hora” que, como la presentó, parecía como si Donald Trump o Vladimir Putin hubieran apretado el temido botón rojo desencadenante de la Tercera Guerra Mundial y desde ese momento, en unión de sus corifeos, encabezados por la maleducada Elisa Beni, se convirtió en monotema, en un descarado intento de linchamiento del Presidente del PP, entretenimiento preferido de la izquierda mediática. Aunque no es sólo este sector de la prensa el que se ceba con esto y ayer mismo un dizque «periodista de opinión» de El Mundo, un tal Raúl Conde -que como dijera Jiménez Losantos de un «apreciado» tocayo suyo, ni es lo uno ni es lo otro- desde la pregunta «¿A dónde va el PP con Casado?» tacha su discurso de «ancestral» y a su programa de «esencia de un programa thatcherista que ahonda en la desigualdad y erosiona la cohesión social». Claro que acaba sacando la patita verde VOX y demostrando su disfunción mental cuando dice que «Muy en la línea psoe-podemita, vira a la derecha-derecha, frisando el populismo xenófobo de Salvini» y evoca «el liberalismo aguirrista» ¿ese que le dio tan generosamente de comer durante varios años a su, al parecer, amado líder de Amurrio en puestos sin contenido alguno?

Lo cierto es que, en mi opinión, está claro que Pablo Casado acierta, como evidencia el revuelo que existe en unos y otros desde que ganó la segunda vuelta de las primarias de su partido. Y desde la diferencia de trato que esos periodistas dan en sus preguntas al okupa de la Moncloa y a él, me gustó ver en su rueda de prensa cómo hay por fin un líder de la derecha que no se arruga y dice las cosas como las piensa, sin complejos. Así, cuando le bombardearon con más de lo mismo que hace cuatro meses, no se amilanó y tras quitarle importancia -como corresponde- comentó que él no estaba «todo el día hablando del máster que Sánchez borró de su currículum cuando llegó a la Moncloa ni del dudoso doctorado» -que no aparece- «escrito por no se sabe quién» -parece que Miguel Sebastián, ministro de Industria con ZP sí lo sabe- «o de la casa de algún líder de la izquierda populista».

Y desde Moncloa sigue el pago de la hipoteca a sus socios, con los políticos presos -en la nueva TVE podemita alguna presentadora los llama ya «presos políticos»- trasladados ya a Cataluña que tiene las competencias en prisiones y el traslado de asesinos etarras a cárceles vascas. Y lo que seguiremos viendo wn los próximos «vencimientos».

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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