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La cosecha de la pasada campaña cerealista navarra alcanzó 871.000 toneladas

Así se pone de manifiesto en una jornada de balance de los cultivos extensivos de invierno 2017/18, celebrada este miércoles en Olite

La cosecha de la pasada campaña cerealista alcanzó las 871.000 toneladas, según los primeros datos provisionales ofrecidos en una jornada de balance de los cultivos extensivos de invierno 2017/18, que permiten calificar globalmente la campaña como «muy buena», aunque con muchas diferencias entre comarcas.

Así se ha puesto de manifiesto en una sesión de balance de cultivos extensivos celebrada en Olite, en la que se ha puesto de manifiesto que los resultados obtenidos, a falta de recibir los últimos datos de las cooperativas, son similares a la campaña pasada y en torno a un 7,5 % menos que hace dos años «que fue una campaña excepcional», ya que en 2016 se batió el record de producción en Navarra, con 942.000 toneladas.

La producción de estas tres últimas campañas se corresponde con las mayores producciones históricas, ha informado el Gobierno de Navarra en una nota.

Por tipos de cultivos, los cereales son los cultivos más importantes, el trigo representa casi la mitad de la cosecha (48,6 %), seguido por la cebada (42,5 %) y avena (6 %). El resto corresponde a los cultivos alternativos como colza (1,7 %) y leguminosas (guisante proteaginoso y habas) solo un 0,8 %.

Por comarcas, tanto en el caso de trigo como de cebada los rendimientos aumentan de sur a norte como es habitual; pero en comparación con los históricos, la cosecha ha sido excepcional en las zonas áridas del sur, muy buena en la Zona Media y solo normal en la baja montaña, afectada por el exceso de precipitaciones.

La superficie sembrada de cultivos extensivos de invierno de la campaña 2017/18 alcanzó las 194.625 hectáreas, con una reducción de algo más de 1000 hectáreas al aumentar la superficie en barbecho.

A lo largo de la sesión, dirigida a gerentes, componentes de las juntas y especialistas de las cooperativas socias de INTIA, se indicó que la cebada sigue siendo la más sembrada, con 84.000 hectáreas, seguida del trigo, con 78.000.

Sin embargo, la abundancia de lluvias ha condicionado las cosechas, ya que ha originado producciones muy variables de trigo en función de parcelas y de zonas, y los encharcamientos debido a las precipitaciones han originado bajadas de producción por importantes problemas sanitarios y de malas hierbas.

En la jornada se habló también de las enfermedades sufridas este año y de cómo ha influido en los rendimientos la aplicación de fungicidas, tanto en cebada cómo en trigo. Se presentaron los resultados obtenidos en ensayos realizados por INTIA con aplicaciones de distintos fungicidas y con distintas estrategias empleadas, en función del número de tratamientos y del estado fenológicos de los cultivos.

La consejera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, Isabel Elizalde, abrió la jornada con una intervención que dedicó en parte a explicar los pasos que está dando el Gobierno foral para consensuar una postura común ante la reforma de la PAC tras 2020.

La consejera destacó que en esta reforma «Navarra se juega mucho, nuestro agro, nuestro territorio, también la cesta de la compra, y el rejuvenecimiento del sector».

Para ello, el Departamento está realizando un análisis de impacto de la PAC en la Comunidad Foral, que estudia tres periodos de aplicación (1997, 2011 y 2016). «El estudio constata que es más necesario que nunca una verdadera reforma de la PAC, así como también constata que no se han alcanzado los objetivos previstos en las anteriores reformas», indicó Elizalde.

El estudio, presentado el pasado 24 de mayo en el marco del Consejo Agrario, refleja la necesidad de un cambio en la orientación de las políticas agrarias. Se constata que la edad promedio de los perceptores de la PAC aumenta año a año y se sitúa en 2016 en 63,7 años.

En este sentido, Elizalde remarcó que «queda claro que este modelo de aplicación no ha sido capaz de solucionar uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector: la falta de relevo generacional».

Entre otras conclusiones del estudio, la consejera destacó que los agricultores a título principal y las explotaciones prioritarias no tienen una edad promedio tan avanzada, aunque muchos se sitúan entre los 50 y 64 años.

En 2016, el 64 % de los perceptores fueron hombres, el 28 % mujeres y el 8 % eran sociedades. Sin embargo, el 31 % del importe total corresponde a sociedades, el 56 % a los hombres y el 13 % a las mujeres. Por ello, Elizalde indicó que «los resultados y conclusiones de este análisis nos reafirman en la necesidad de impulsar una verdadera reforma de la PAC». EFE

Entre otras conclusiones del estudio, la consejera ha destacado que las y los agricultores a título principal y las explotaciones prioritarias no tienen una edad promedio tan avanzada, aunque muchos se sitúan entre los 50 y 64 años. En 2016, el 64% de los perceptores fueron hombres, el 28% mujeres y el 8% eran sociedades. Sin embargo, el 31% del importe total corresponde a sociedades, el 56% a los hombres y el 13% a las mujeres. Por ello, Elizalde ha indicado que “los resultados y conclusiones de este análisis nos reafirman en la necesidad de impulsar una verdadera reforma de la PAC”. NAVARRAINFORMACION/EFE

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