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Descubren lo que podría ser el primer plano urbano de la prehistoria ibérica

Arqueólogos vascos han descubierto en el poblado de Basagain un castro de la Edad del Hierro situado en Anoeta (Guipúzcoa), lo que podría ser el primer plano urbano de la prehistoria ibérica: una pieza de piedra «arenisca triásica» con distintas líneas grabadas que parecen representar una calle central, con casas anexas alineadas a ambos lados.

Ésta es la principal hipótesis con la que trabajan los arqueólogos Xabier Peñalver y Eloisa Uribarri, tras veinticinco años de trabajos en este yacimiento, en el que encontraron esta piedra «excepcional», que ha sido presentada hoy en la Diputación de Gipuzkoa en un acto al que han asistido el diputado de Cultura, Denis Itxaso, y la directora de este departamento foral, María José Telleria.

Según ha explicado Peñalver, la pieza, datada hace unos 2.300 años, tiene unas dimensiones de 36,5 centímetros de largo, 29,5 de ancho y un grosor de entre 3,5 y 4 centímetros, y, tras «numerosos trabajos de comparación», plantea la posibilidad de que las líneas grabadas en su superficie representen «una planta de una parte del poblado de Basagain».

El grabado definiría «un eje o calle central, transversalmente, y, a ambos lados, lo que pudieran ser viviendas claramente diferenciadas entre sí». Las «señalizaciones», algunas de ellas marcadas con «X», refuerzan la «individualización» de las partes representadas, ha dicho el experto.

Peñalver ha precisado que este «trazado», en caso de corresponder como se piensa a un «plano urbano», con casas alineadas a ambos lados de una calle central, «guarda similitud» con las estructuras urbanas halladas en otros yacimientos de la misma época, como el poblado alavés de La Hoya en Laguardia o el navarro de Alto de la Cruz de Cortes, entre otros.

No obstante, el arqueólogo ha planteado una segunda hipótesis para este descubrimiento, según la cual, el plano grabado en esta piedra también podría ser la «representación de parcelas diferenciadas» que reflejan, «mediante marcas», lo que pudiera interpretarse como «propiedades» o «campos de cultivo».

Además de esta piedra, las excavaciones realizadas en Basagain en los últimos años han permitido descubrir parte de la muralla que rodeaba el poblado completamente, de 3,5 metros de anchura, decenas de lajas con incisiones rectilíneas variadas y una serie de estelas decoradas prácticamente alineadas, en lo que pudiera ser la entrada al recinto fortificado

«De momento, se desconoce la finalidad de estas estelas en este lugar del poblado, pero todo apunta a una notable complejidad mental de sus autores», ha señalado Peñalver.

Basagain forma parte de la decena de poblados fortificados o castros localizados hasta la fecha en Gipuzcóa, ocupa una extensión de unas dos hectáreas y está emplazado en un montículo desde el que se domina el valle del río Oria, situado estratégicamente por la proximidad de recursos de hierro existentes en sus cercanías.

Sus habitantes realizaban objetos de este metal, como herramientas, armas y distintas piezas, además de comerciar tanto a corta y larga distancia, como demuestra el hallazgo de un brazalete de vidrio procedente de Europa Central. Asimismo, trabajaban la alfarería y tenían animales domésticos, como demuestran los restos de fauna encontrados en las excavaciones, en las que también se han localizado semillas calcinadas. NAVARRA INFORMACIÓN/EFE

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