La señora Cifuentes ha dimitido, forzada por su presidente Rajoy, quien hace dos días la alababa y apoyaba íntegramente. Una vez mas, Rajoy deja en su camino otro cadáver, esta vez a quien algunos apuntaron en su día como su posible sucesor.
Quien en su día se convertía en el azote de la corrupción, primero en su partido, y después en la de otros, ha sucumbido por graves errores propios y para paliar los de los demás.
Un máster y un vídeo, de hace ya unos cuantos años, han sido su tumba política. Una tumba que tenían ya preparada sus propios compañeros de partido hace ya muchos meses – fastidiaba su lucha contra la corrupción del PP-. Un vídeo grabado hace ya muchos años, la mostraba sido pillada por robar cremas de belleza valoradas en 40 euros. Convenientemente filtrado ha desencadenado una grave crisis institucional en la comunidad de Madrid que ha herido de muerte al PP, no a su presidente, Rajoy, que a pesar de todo, de Gürthel, sobres y Bárcenas, mantiene el sillón sin mayores problemas.
Otro cadáver político más que debería ir acompañado, ahora sí, por todos aquellos que también han mentido en su currículum falsedades y mentiras y que, a día de hoy, siguen en su puesto sin mayores problemas. Pero España es así, castiga a quien «pasaba por ahí» y premia al resto.