El Ministerio de Cultura francés presentó hoy su nuevo acelerador de partículas, un potente instrumento que permite analizar la historia y la autenticidad de las obras de arte de forma segura.
El bautizado como AGLAE (Acelerador Gran Louvre de análisis elemental) es el único acelerador de partículas del mundo dedicado exclusivamente al estudio de objetos de patrimonio, y desde 1988 tiene su base en el centro de investigación y de restauración de los museos de Francia, en el subsuelo de la célebre pinacoteca parisina.
Sus emisiones permiten identificar todos los elementos químicos presentes en las capas superficiales y su composición, su concentración y su localización, según indicó hoy en un comunicado el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), desvelan «la historia del objeto» y contribuyen a comprobar su veracidad.
El AGLAE, de 27 metros de largo, «bombardea» la obra con núcleos de hidrógeno o de helio a una velocidad de hasta 30.000 kilómetros por segundo. Al penetrar en la materia, esas partículas se ralentizan «y ceden su energía a los átomos» del material analizado.
Las emisiones de luz, rayos X o gamma que estos últimos desprenden son las que permiten estudiar los componentes de esa pieza, pero el acelerador inicial no era apto para materiales «frágiles».