Tropas iraquíes hacen guardia en el ciudad septentrional de Mosul. EFE
En el casco antiguo de la ciudad septentrional de Mosul, de la que fue expulsado el grupo terrorista Estado Islámico (EI) hace dos semanas, aún hay yihadistas escondidos, por lo que las tropas iraquíes mantienen la zona cerrada y buscan a los últimos radicales en los túneles y recovecos.
Desde el exterior del casco antiguo solo se ven casas derruidas y quemadas y a ninguno de sus habitantes, debido a la amenaza que todavía representan los extremistas, que siguen lanzando ataques contra las fuerzas iraquíes desde sus escondites.
Sólo de vez en cuando, algún vehículo militar se adentra en el casco antiguo, en medio del sonido de disparos y explosiones que provienen desde el interior, donde los últimos combatientes siguen resistiendo.
En el acceso a la zona «cerrada», el comandante de la V División de la Policía Federal, el coronel Hafez al Yasari, asegura a Efe que en los próximos dos o tres días van a acabar de limpiar de explosivos y de extremistas el casco antiguo.
«Todavía quedan miembros del EI (en el interior) y ahora las fuerzas los están buscando; diariamente matamos a varios, dos o tres», dice Al Yasari, rodeado de sus soldados y junto a un edificio perforado por las balas, después de semanas de duros combates en el área.
El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, anunció el pasado 10 de julio la «liberación» de Mosul del yugo yihadista, tres años después de que la urbe fuera ocupada por el EI, pero los combates no han cesado en el casco antiguo.
La zona se caracteriza por sus callejuelas y casas amontonadas, una fisonomía aprovechada por los radicales para crear pasadizos y moverse en su interior sin ser vistos ni descubiertos.
El barrio histórico fue «el bastión» del EI en Mosul, según el coronel, que destaca que los yihadistas que no murieron en los combates con las fuerzas gubernamentales ni consiguieron huir están ahora escondidos en túneles y cámaras subterráneas profundas.
A lo largo del río Tigris, que divide Mosul en dos parte de norte a sur, se han desplegado francotiradores de la Policía Federal para «cazar» a cualquier yihadista que intente huir a través del curso de agua.
Uno de esos francotiradores, Arafa Mohsen, que está agachando con su fusil en uno de las cinco posiciones con vistas al río, explica a Efe que los combatientes del EI intentan escapar desde la orilla occidental hacia la oriental.
«Nosotros, gracias a Dios, les matamos aquí y no les dejamos pasar (al otro lado)», asegura.
Mohsen calcula que él y sus compañeros han matado a diez terroristas esta semana junto al río y señala que seguirán en sus posiciones «hasta que maten a los yihadistas que todavía permanecen en el casco antiguo».
Después de eliminar a los últimos extremistas, empezará la titánica tarea de reconstruir la zona, ahora mismo destrozada debido a los intensos combates y bombardeos de los últimos meses, que han sido especialmente violentos sobre el barrio histórico.
«Empezaremos el esfuerzo para reconstruirla y para que la vida vuelva de forma normal a Mosul», promete el coronel Al Yasari.
Según el responsable del ayuntamiento de Mosul Abdelsatar Habu, el casco antiguo ha sido destruido en un 100% y este es el distrito más dañado de la parte occidental de Mosul, que se ha visto más afectada por la ofensiva militar que la mitad oriental.
Habu detalla a Efe que la infraestructura en el este de Mosul fue destruida entre un 60 y un 70%, pero en el oeste de la ciudad, el porcentaje alcanza el 90% y en el casco antiguo, hasta el 100%.
Asegura además que en la zona histórica todavía hay terroristas de Dáesh (acrónimo en árabe del EI), pero éstos «serán derrotados en los próximos días», para que empiece la etapa de la reconstrucción. Azza Guergues. EFE
