Los principales favoritos a las presidenciales francesas, el socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, fueron hoy el blanco de la mayoría de los ataques en el primer debate electoral, que resultó animado y tenso por momentos.
Los cinco candidatos mejor situados en los sondeos desgranaron a lo largo de tres horas y media sus visiones opuestas acerca de temas sociales como la educación o el laicismo, económicos como la jornada laboral de 35 horas y las pensiones, y de política exterior como la relación con Rusia.