La presidenta del gobierno de Navarra , ha recalcado tras los malos resultados de su formación en las elecciones del pasado domingo, 26 J, que su gobierno está legitimado por los votos del Parlamento navarro (por mayoría absoluta).
Aún reconociendo la debacle electoral, entiende que las elecciones pasadas se votaron más como si fuesen una segunda vuelta, que como unas elecciones autonómicas lo que hubiera podido provocar su desastre -geroa bai, quedo en sexto lugar- y perdió casi la mitad de sus votos.
Dejando de lado estas consideraciones lo que está claro es que no se están haciendo las cosas bien. Como diría el refrán: «mucho capitán para poco soldado». Un gobierno sustentado por cuatro partidos, bueno tres ahora tras la desaparición de IU; un partido Geroa Bai, suma de PNV -insignificante su presencia por si solo en Navarra- y otros sectores del nacionalismo vasco, no puede «llegar a buen puerto», al tener que poner en común a muchas sensibilidades.
Si a ello unimos el triunfo podemita en la Comunidad Autónoma Vasc (CAV) que está a un paso de desbancar al PNV de sus cargos en el gobierno vasco, puesto que las elecciones autonómicas están ya a la vuelta de la esquina en otoño, el peligro que acecha a la señora presidenta es importante. Imagínense que en la CAV ganará Podemos y se uniera al partido socialista y, con ello, consiguiera el gobierno vasco, ¿que pasaría aquí en Navarra?
Podemos apoyando a Geroa Bai, complicado. Ahí cabría una moción de censura y el principio del fin de Geroa Bai y de la señora Barkos.
Es para preocuparse.