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OPINIÓN: Una decepción llamada Ciudadanos

OPINIÓN: Una decepción llamada Ciudadanos

Cuando Ciudadanos presentó en Cádiz su propuesta de reforma constitucional, el pasado 7 de noviembre, dediqué un editorial de mi programa a alabar las cosas buenas que veía en esa reforma:

  • Sistema electoral de doble urna, similar al alemán
  • Despolitización de la Justicia
  • Supresión del Senado
  • Eliminación de la Disposición Transitoria Cuarta, que prevé la incorporación de Navarra al País Vasco
  • Eliminación de los cupos vasco y navarro
  • Fusión de ayuntamientos
  • Prohibición de que se puedan delegar en las autonomías las competencias estatales

Y durante la campaña electoral de las pasadas elecciones generales, pedí expresamente el voto para Ciudadanos en otro editorial. No creo, por tanto, que se me pueda acusar de animadversión hacia el partido de Albert Rivera.

Pues bien, esta semana hemos conocido el contenido del acuerdo firmado entre PSOE y Ciudadanos, y no tengo más remedio que reconocer mi profunda decepción.

Déjenme aclararles que a mi no me molesta el hecho en sí de que Ciudadanos pacte con el PSOE. A mi no me importa con quién pacte o deje de pactar Ciudadanos. Lo que me importa es qué se pacte, es decir, el contenido concreto del programa de gobierno que se acuerde.

Y en ese sentido, el documento que ambos partidos han hecho público resulta alarmante. Está claro al leerlo que, de aquellas bellas promesas que Albert Rivera desgranó en noviembre, no queda nada de nada: ni se cambia en profundidad el sistema electoral, ni se despolitiza la Justicia, ni se suprime el Senado, ni se elimina la Disposición Transitoria Cuarta, ni se acaba con los cupos vasco y navarro, ni se obliga a la fusión de ayuntamientos, ni se introduce la prohibición de delegar las competencias estatales.

Tan solo se han salvado dos puntos relevantes de las promesas de regeneración que Albert Rivera hizo: supresión de los aforamientos (que no sirve para nada si la Justicia sigue en manos de los políticos) y prohibición de indultos para casos de corrupción (que tampoco sirve para mucho, dado el escaso porcentaje de corruptos a los que se condena).

Y a cambio de renunciar a todo intento de regeneración y de promoción de la unidad nacional, Ciudadanos ha dado su aval a un programa a gusto del Partido Socialista. En el documento se prevén una serie de medidas de fuerte contenido ideológico que dudo que gusten a una parte significativa de los votantes de Ciudadanos, como por ejemplo:

  1. La derogación del artículo del Código Penal que castiga los piquetes violentos en caso de huelga, con lo que los piquetes podrán hacer de las suyas con total impunidad.
  2. Derecho al aborto para niñas de 16 años sin consentimiento paterno.
  3. Introducción del delito de discriminación con inversión de la carga de la prueba (como en los delitos de género), de modo que si alguien te acusa de homófobo, eres tú el que tiene que demostrar que no lo eres.
  4. Revisión del Concordato con la Santa Sede.

Pero es en el terreno de la defensa y promoción de la unidad nacional donde más patente resulta el abandono, por parte de Ciudadanos, de principios que todos pensábamos que eran inamovibles. En el pacto firmado por Pedro Sánchez y Albert Rivera se prevé, por ejemplo:

  1. La definición de España como estado federal, acabando así con el modelo plasmado en la Constitución de 1978.
  2. El reconocimiento de los ‘hechos diferenciales’, certificando así que unos españoles no somos iguales a otros.
  3. El impulso de las lenguas cooficiales en el Senado, de modo que tendremos que seguir pagando pinganillos y traductores para que hablen entre sí unos señores que comparten un idioma común.
  4. La asignación a las CCAA de responsabilidades, aun por definir, en política exterior (en concreto, en la relación con la Unión Europea), acabando así con el monopolio que en política exterior tiene el Estado.
  5. La supresión de las diputaciones, pero sin tocar las de País Vasco y Navarra. En cuanto a las otras, se las suprime, pero se crea un Consejo de Alcaldes que asumiría sus funciones. O sea, un mero cambio de nombre. Pero encima asimétrico.
  6. Se sigue dejando libertad a las CCAA para fijar el número de horas lectivas en cada idioma, de modo que los padres seguirán sin poder elegir idioma de enseñanza.
  7. La transformación del Senado en una cámara estrictamente territorial, dando así más poder a las CCAA, que serían quienes nombraran a todos los senadores.

De todo ello, lo más grave es este último punto, que haría que todos los senadores fueran nombrado por los partidos (a través de los parlamentos autonómicos), y no por los votantes. Es decir, todos los senadores pasarían a ser elegidos por el mismo procedimiento que ha permitido que sean senadores José Montilla, Rita Barberá, Marcelino Iglesias o José Antonio Griñán. Se acabaría así con la soberanía nacional, poniendo en las exclusivas manos de la clase política el control total de una de los dos cámaras legislativas.

En resumen, Ciudadanos ha firmado con el PSOE un pacto por el que renuncia a regenerar realmente la democracia española y por el que renuncia también a defender la igualdad de los españoles. El contenido del pacto que Sánchez y Rivera han suscrito esta semana es un simple paso más en la hoja de ruta de un Partido Socialista siempre empeñado en centrifugar cada vez más la Nación española. Que Ciudadanos acepte hacerle de comparsa es lo que me deja estupefacto.

¿Comprenden Vds. por qué estoy decepcionado?

Creí en las promesas de Ciudadanos. Y ahora veo que hice mal. Si llego a saber esto antes del 20-D, jamás se me hubiera ocurrido recomendarles el voto a Albert Rivera. Créanme que lo lamento de verdad. Y les pido a todos Vds. mis más sinceras disculpas.

Luis del Pino, Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

Tudela 96.0, por TDT, “aplicación android esRadio”  y www.navarrainformacion.es

OPINIÓN: La reforma constitucional de Ciudadanos

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1 Comentario

  1. Solo doy mi opinión

    En una negociación todos ceden un poco sin imponer uno al otro sus criterios, y menos cuando no tienes la fuerza suficiente. Con este pacto Ciudadanos quiere impedir el acceso de Podemos al gobierno de España, y de momento se ha conseguido.

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