
Cuando se oye, se escucha a los políticos navarros, encontramos argumentos de todo tipo y para todos los ámbitos. Lo que no se escucha con claridad, es lo que van a ha hacer, aquellos que en su ADN tienen la desaparición de Navarra como entidad regional diferente y singular, libre de las imposiciones, de aquellos que han amparado y siguen amparando a los terroristas.
¿Por qué tanto miedo a decir lo que realmente piensan? El análisis es claro y sencillo, temen que sus votantes navarros les den la espalda. No puede entenderse que unos hablen de «articulación foral», cuando lo que realmente se quiere es la desaparición foral; no puede entenderse que se defienda el símbolo de otra comunidad, cuando aquí ya se tiene uno bien claro y expresado en la Ley por excelencia Navarra, sus fueros; no puede entenderse que se pretenda la prevalencia un idioma, frente al común de todos los españoles.
Tampoco se escucha con claridad, qué van a hacer, aquellos, que recién llegados al panorama político, intentan captar votos de donde sea, de un lado o de otro, el caso es captarlos. Como tampoco de aquel que habiendo sido principal fuerza de la oposición, ahora pudiera quedarse «en el furgón de cola» y en los últimos tiempos, sino hubiera sido por sus compañeros de Madrid, hubieran entregado Navarra hace mucho tiempo.
Los navarros van a votar el 24 de mayo lo que va a marcar su futuro inmediato, un futuro lleno de incertidumbres que convendría rápidamente aclarar.