
Las formas hicieron perder a la candidata del PSOE la segunda vuelta en los debates electorales
Como ocurriera en el primero de los debates, el fuego cruzado entre Susana Díaz y Juan Manuel Moreno sólo se ha visto interrumpido (y hasta abroncado) por la presencia de Antonio Maíllo, quien tras diversos intercambios entre la socialista y el popular, ha preguntado a los televidentes: «¿han visto el teatro?».
Lo que se dijo en la hora y media fue lo de menos ya que se repitieron casi las mismas propuestas que una semana antes en Canal Sur Televisión y los argumentos fueron muy similares.
Pero la gran novedad fue la actitud soberbia, retadora y demagógica que usó la actual presidenta en funciones de la Junta que llego a acusar al PP de «dejar morir» a 17.000 personas dependientes. En frente, el candidato del PP, Juanma Moreno, a quien continuamente su contrincante interrumpió y le acusó de mentir, supo mantener la calma y con un estilo muy clásico de llevar los debates «cara a cara» fue imponiéndose a lo largo de la noche. El tercero en liza, el candidato de IU, Antonio Maíllo, como hiciera una semana antes, intentó posicionarse en la equidistancia de populares y socialistas, aunque en un momento también se enzarzó en un cuerpo a cuerpo con Susana Díaz, cuando esta última le recordó que hasta hace dos meses ellos estaban en un «tiquitaca».
Y es que el debate empezó con tensión, sobre todo entre Díaz y Moreno, quienes se recriminaron mentiras el uno al otro. Primero, sobre los fondos europeos. Más tarde, sobre el dinero aportado por el Estado a Andalucía. Y, para terminar, sobre el número de profesionales médicos en la región.
La presidenta andaluza ha tenido que ser contenida por la periodista María Casado, encargada de moderar el debate, ante las interrupciones que hacía, en especial al candidato del PP. También con Maíllo ha tenido alguna ‘enganchona’ al hablar sobre el fin del acuerdo de Gobierno y sobre la corrupción.
Entre bronca y bronca, cada candidato ha expuesto sus ideas y alguna que otra propuesta. Susana Díaz planteaba una bajada de impuestos que, ha asegurado, «supondrá 1.285 millones para los andaluces». Una propuesta que para Moreno estaba inspirada en las propuestas del PP. «Bienvenida sea», ha ironizado el candidato popular, quien apuesta por quitar los impuestos de sucesiones e hidrocarburos en su reforma fiscal y por suprimir los aforados en Andalucía.
Maíllo, por su parte, ha planteado la creación de una banca pública para que actúe como «un instrumento financiero» que «dé crédito a la gente», sobre todo a las pymes, generadoras, según el candidato de IU, de casi el 95% del empleo privado en la región.
Empleo, Corrupción y » tiqui-taca
Díaz ha aprovechado el primero de los bloques, dedicado al empleo, para reprochar al Gobierno central la «asfixia» que a su juicio está soportando la región por parte de Rajoy, quien «ha castigado a Andalucía», según la presidenta andaluza. «Además de empobrecer, ha marginado y perjudicado a Andalucía», ha insistido.
Palabras que a Moreno le han sonado a «victimización» propia de sus predecesores en el cargo al frente de la Junta y que han servido al candidato del PP para recordarle el dinero aportado por el Estado a las arcas andaluzas. Este ha sido uno de los puntos más calientes del debate, con Susana Díaz pidiendo insistentemente a su rival que «no mienta».
Otro de los puntos candentes de este bronco debate ha llegado a la hora de hablar de la corrupción, bloque que Moreno ha aprovechado para proponer el fin de los aforamientos en el Parlamento andaluz y para reprochar a la presidenta regional que «protegiera» a tres exconsejeros «señalados por la justicia» en el último pleno celebrado o los más de 5.200 millones que, según Moreno, se han perdido a costa de la corrupción «¿Cuánto empleo se habría creado con ese dinero?», se preguntaba.
Para el candidato de Izquierda Unida, escuchar el cruce de reproches e interrupciones entre los candidatos de PP y PSOE le parecía «una falta de respeto a los andaluces». «¿Cómo pueden tener tanta cara? En la última sesión ustedes acuerdan blindarse en la Cámara de Cuentas con cuatro puestos, dos para cada partido, y están aquí en el tiqui-taca, en esta especie de Pimpinela, aparentando una diferencia sobre el tema de la corrupción».
«Con el tiqui-taca hemos estado hasta hace dos meses», ha contestado Díaz, interrumpiendo al candidato de IU. «Tendrá que explicar por qué se rompió el acuerdo», insistía la presidenta andaluza, quien se ha puesto como ejemplo de algo «nuevo» y «distinto» contra la corrupción. «Vivo como pienso. Desde el ejemplo, con lo que tengo, con lo que soy, con una sola vara de medir», ha concluido este bloque la presidenta regional.
«No mienta, no mienta»
La última parte del debate, dedicado a los servicios sociales, fue especialmente tenso bronco por las continuas interrupciones de Susana Díaz a Moreno cada vez que éste aportaba algún dato lo que provocó incluso la intervención de la moderadora que le pidió dejase hablar a su contrincante.
Esta vez, el conflicto se centraba en el número de profesionales médicos (8.000) que el candidato del PP acusaba de expulsar a la presidenta andaluza.
«No es verdad», interrumpió de nuevo Díaz. «Usted me interrumpe porque no sabe escuchar», reprochaba Moreno. «Porque miente», volvía la socialista. «Espero que el pueblo andaluz le dé una cura de humildad», contraatacaba el popular. «Usted miente. Si no miente, es mucho más fácil todo», apuntillaba Díaz.
Tras la intervención de la moderadora, Moreno ha criticado que la presidenta de Andalucía no escuche «a los profesionales» y haga «todos los días grandes mítines» mientras «los profesionales están pasándolo mal».
«Esto es un debate, no son tres monólogos», se ha quejado Díaz al retomar la palabra. «A mí no me va a callar nadie y usted ha mentido», ha continuado la socialista, quien afirma que en Andalucía «no se privatizan hospitales» y «no hay mareas».
Maíllo, por su parte, ha criticado que PP y PSOE se reprochen recortes cuando ambos pactaron la reforma del artículo 135 de la Constitución. «No tienen ninguna legitimidad», ha añadido el candidato de Izquierda Unida, que plantea «garantizar la luz y el agua como medida de urgencia».
Susana Diaz atacó con fuerza a Moreno volviendo a acusar de ser el responsable de dejar sin financiación la ley de dependencia, a lo que éste contrargumentó con un informe del Tribunal de Cuentas donde se reflejaba de la Junta solo había aportado un tercio de los fondos de la dependencia. En una de sus intervenciones Díaz acusó al PP de dejar morir a 17.000 dependientes y Moreno le replicó diciendo que la verdadera «amenaza» contra el estado del bienestar era la actual presidenta de la Junta en funciones por su mala gestión.
El final del debate ha dejado a los tres candidatos pidiendo el voto a los andaluces. Maíllo recordando el carácter movilizador de su formación, Díaz prometiendo que «los mejores años de Andalucía empiezan ahora» y Moreno asegurando que «la única vía posible para el cambio es el PP».
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