Las obras del canal de Navarra, según nos cuenta el gobierno foral, marchan viento en popa, tras el inicio de las obras de la primera fase y su consiguiente inauguración. Elecciones a la vista.
Si bien es cierto que es un infraestructura necesaria para el abastecimiento de agua de riego de la zona sur de Navarra y de las tierras colindantes de Aragón; si que es una obra, que hoy, de momento, tiene pocas luces y muchas sombras. Luces, las ya nombradas: una infraestructura que parece necesaria y las sombras, están ahí, en una nebulosa en la que la información es escasa y escueta.
Veámoslo, el canal de Navarra depende de dos embalses, Itoiz y Yesa, inmersos en la polémica en estos últimos años.
Itoiz por que tuvo una gran impacto en la opinión pública, cuando los pocos ciudadanos que vivian en las tierras inundables, tuvieron que marcharse ”deprisa y corriendo” ante la llegada de las máquinas excavadoras que iban a derribar sus casas.
Yesa porque su recrecimiento, tal y como esta planteando, genera muchas dudas en cuanto a la seguridad de la pared del embalse a construir, puesto que una de sus laderas, sigue siendo altamente inestable y la información veraz y real brilla por su ausencia.
Las obras públicas que mejoran la vida de los ciudadano son un deber que las administraciones tienen, el problema es que no siempre vale “el fin justifica los medios”, o “el no importa, hagámoslo”.
Y eso que no pretendo aconsejar….