El choque entre un asteroide y un planeta constituye un evento espectacular. Pero resulta absolutamente insignificante si lo comparamos con la colisión entre dos agujeros negros. Efectivamente, estos monstruos súper masivos suelen chocar entre sí, brindando un espectáculo asombroso. La revista Nature incluye un artículo que describe lo que podría ser la mejor evidencia disponible del choque entre dos objetos de este tipo.
Los llamados agujeros negros son cuerpos con un campo gravitatorio muy grande, enorme. No puede escapar ninguna radiación electromagnética ni luminosa, por eso son negros. Están rodeados de una «frontera» esférica que permite que la luz entre pero no salga.
Hay dos tipos de agujeros negros: cuerpos de alta densidad y poca masa concentrada en un espacio muy pequeño, y cuerpos de densidad baja pero masa muy grande, como pasa en los centros de las galaxias.
Si la masa de una estrella es más de dos veces la del Sol, llega un momento en su ciclo en que ni tan solo los neutrones pueden soportar la gravedad. La estrella se colapsa y se convierte en agujero negro.
La presencia de agujeros negros en el centro de las galaxias se ha convertido en el hecho más intrigante desde que los astrónomos determinaron que muchas galaxias grandes se han formado a partir de la fusión de otras más pequeñas. Esto sugiere que una vez que el caos de la colisión finaliza, la nueva galaxia posee en su interior dos agujeros negros, cuya atracción gravitatoria tarde o temprano los termina haciendo chocar.
El choque de dos agujeros negros puede hacer vibrar el tejido del espacio-tiempo. El efecto es el de tirar una piedra a un lago, formando ondas gravitacionales que se alejan de la colisión a la velocidad de la luz.
Pero el reto es conocer qué pasa cuando dos agujeros negros chocan entre ellos. Es un gran reto para los científicos, en principio porque los agujeros negros guardan grandes misterios por su naturaleza extrema, que la ciencia no puede explicar.
Para probar qué ocurre con estas colisiones, científicos de la NASA recrearon el acontecimiento en un superordenador. El resultado corroboró la teoría de la relatividad general de Einstein, por la que predecía que cuando dos agujeros negros supermasivos colisionan, el acontecimiento hace vibrar el tejido del espacio tiempo en forma de ondas gravitacionales, que se alejan de la colisión a la velocidad de la luz. Es como si tirásemos una piedra al agua, ésta provoca ondulaciones que se alejan del lugar del impacto de la piedra sobre el agua. Estas “arrugas” en el tejido del espacio, provocarán entre otras cuestiones una pequeña separación entre dos objetos. Podríamos imaginar el espacio como una lámina elástica o como una fina cortina de agua, para poder entender mejor las vibraciones que se producen y qué son las ondas gravitacionales.
Se encuentran a centésimas de años luz de distancia uno del otro
Según informa el portal “Space.com”, los científicos han encontrado que los agujeros negros descubiertos se encuentran sólo a unas centésimas de años luz de distancia uno del otro, pudiendo producir una fusión en el núcleo de una galaxia. El choque, por su parte, de acuerdo con los científicos, produciría una energía equivalente a 100 millones de supernovas.
Los astrónomos señalan que los agujeros negros se encuentran en el quásar ‘PG 1302-102’.
De acuerdo con las declaraciones del científico del Instituto de Tecnología de California(EE.UU.), George Djorgovski, para la revista «Nature», los agujeros negros fueron descubiertos tras la detección de repetidas señales de luz realizadas por el quásar (núcleo galáctico brillante alimentado por al menos un enorme agujero negro).
Los astrónomos establecieron que este tipo de comportamiento indica que la concentración se encuentra en su última fase de vida.
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