El Ayuntamiento de Premià de Dalt (Maresme) ha condenado el segundo acto de vandalismo que ha tenido como blanco la estatua del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que esta mañana ha aparecido derribada del pedestal que la soportaba. La víspera del 11 de septiembre, unos desconocidos arrojaron pintura blanca sobre el busto de bronce ubicado en la plaza que lleva su nombre. Asimismo, informan que las tres banderas catalanas ubicadas en la zona también han sufrido ataques desde su colocación.
Los ataques contra los símbolos que tienen relación con Jordi Pujol, que tiene su casa paterna en la localidad del Maresme, se reproducen tras una polémica decisión de la Comisión municipal de Valoración de Honores y Distinciones que el pasado 18 de septiembre decidió mantener la estatua, las placas conmemorativas y el título de Hijo Adoptivo, negando así la petición del Partit dels Socialistas.
La comisión, que el concejal del PSC, Jaume Cases, criticó por «estar compuesta a dedo por el alcalde» donde incluso detalló «hay un primo de Jordi Pujol» dictaminó que «pese a la gravedad de los hechos», refiriéndose a la confesión de Pujol «Premià de Dalt no debe juzgar los hechos ocurridos» por lo que concluyó que «persisten los motivos por los cuales en consistorio distinguió al expresidente de la Generalitat» y destacó su estrecha vinculación con la población.
Tras lo que el ayuntamiento define como «un nuevo episodio vandálico», en un comunicado oficial lamenta que «haya personas que no respeten la voluntad democrática» de mantener los honores y distinciones otorgadas. Casualmente, detallan que todos los ataques se han producido coincidiendo con «temas nacionales de primer nivel», la Diada y el mismo día en que el Tribunal Constitucional suspende cautelarmente la consulta del 9N.
