Es denunciable, anacrónico y dramático que en pleno s. XXI se continúe la lucha y persecución contra los cristianos. Queriendo asemejarla a una cruzada o algo parecido.
En Mosul, ciudad al norte de Irak, los yihadistas suníes marcan con la letra “N” de nazareno (termino que utilizaba Mahoma para referirse a los cristianos) las casas y lugares de culto cristiano.
Y no contentos con ello, presentan a los cristianos un ultimátum para que huyan y salgan de esta ciudad. Sino -como dice el Califa- “la única opción será la espada”.
Cristianos católicos que desde el pasado mes de junio, cuando la ciudad fue capturada por estos yihadistas, sumaban 130.000 a ahora son escasos 10.000 cristianos. Se están reduciendo visiblemente debido a la opresión y persecución contra su integridad, libertad y religión.
Estos yihadistas están utilizando la estrategia y el más puro estilo nazi de persecución e identificación. Y la comunidad internacional nada, los partidos políticos de España o Europa, nada.
El Papa Francisco ha dado muestras de apoyo y cariño a estos cristianos con la palabra de Dios en la mano “paz” y nada “de ojo por ojo, diente por diente”.
Es lo que se espera de Su Santidad, pero las instituciones públicas, las naciones, los países deben también cumplir su cometido. Deben responder con la ley, con la protección de los derechos humanos en la mano. Con la jurisdicción internacional, con la unión de todos frente a este ataque fundamentalista y sin razón.
Necesitamos ver que ante cualquier pérdida o ataque a la libertad, a la libertad religiosa, y los derechos humanos existe una reacción inmediata. Igual que ocurre con la “igualdad”, el “sexismo”, la “homexualidad”, las guerras, conflictos internacionales….
En fin, sería equitativo que Europa reaccionara y España también ante estos ataques a la integridad humana y libertad de religión.
Directora NI