Como pamplonés, ha comentado este jueves a los periodistas, siempre ha visto el chupinazo a ras de suelo, en la plaza consistorial, y pensaba: «qué bonito sería tirarlo una vez». «Es de esas cosas que dices: ‘soy montañero, pero no voy a llegar nunca al Everest’ y aquí ocurre casi igual, pero esta vez he llegado al Everest», ha destacado el dirigente de Cruz Roja en Pamplona, que tirará este año el cohete anunciador de las fiestas en lugar de hacerlo un concejal como es habitual, por decisión del alcalde.
Martínez ha reconocido que, a tres días del chupinazo, siente «la emoción de que llega algo que en ningún momento de mi vida pensaba que iba a llegar a hacer», ya que no ser político es un «escollo» para las personas que sueñan con lanzar un día el cohete desde el balcón de la Casa Consistorial.
Decidir quién lanza el chupinazo es una prerrogativa del alcalde de Pamplona, ha apuntado Martínez, que ha preferido ser prudente sobre este tema, aunque ha admitido que «parece que hay un clamor popular por que sea el pueblo» el que protagonice este acto.
Martínez ha asegurado que, cuando se cumplen 150 años de la fundación de Cruz Roja, este reconocimiento de la ciudad supone «un espaldarazo a esa labor que se ha venido desarrollando» desde la organización humanitaria «de manera discreta y siempre para ayudar a los vecinos de Pamplona». Fue el 18 de marzo, «una fecha que no se me va a olvidar», el día en que se les comunicó que eran los elegidos para lanzar el chupinazo y desde aquel momento ha llegado «un aluvión de felicitaciones por parte de nuestros compañeros de las asambleas navarras y de la española».
El presidente de Cruz Roja en Pamplona no ha querido desvelar la fórmula que empleará para dirigirse a los congregados en la plaza consistorial a la hora de prender la mecha del cohete a mediodía del 6 de julio, aunque «no se va a salir mucho de lo que es lo habitual». En ese momento, Martínez estará acompañado por varios compañeros de Cruz Roja con los que desea «disfrutar del momento», pero hay muchos otros que, aunque podrían estar en la Casa Consistorial «porque por derecho les corresponde», han preferido estar en la calle trabajando en las asistencias sanitarias en los puestos de socorro.
Martínez ha afirmado que siempre ha sido «sanferminero», aunque ahora vive más las fiestas de día, y ha resaltado que «una cosa que me gusta una barbaridad es el encierro», una carrera ante los toros en la que suele participar.
