Hasta el 18 de mayo el Horno de la Ciudadela acogerá la muestra ‘Memoria/Oroimena’ del alsasuarra Venancio Amillano, un ejercicio de reflexión sobre la fuerza de los recuerdos y su perdurabilidad a pesar de su aparente fragilidad. Esta mañana el autor, acompañado por el concejal delegado de Educación y Cultura, Fermín Alonso, han presentado la exposición.
Amillano, con habilidad técnica, representa fielmente en madera o piedra objetos cotidianos, fundamentales en su simplicidad para el ser humano. Uno de los ejes de su interés es la tela. Ropa y vestido cuya utilización es característica del ser humano que le permite mostrar el contraste entre los materiales blandos del tejido y la materia física menos dúctil, que él encarna en madera y piedra. El resultado es un contraste sensorial que acentúa el carácter artístico de la media docena de piezas que se exponen en el espacio del Horno.
La exposición, que se muestra a modo de instalación, invita a reflexionar sobre la relación personal con la ropa de uso cotidiano, un elemento común, simple y sencillo pero, al mismo tiempo, necesario y que, por otra parte, dice mucho de su poseedor: gusto personal, la decisión en la proyección estética hacia los demás… y pone de manifiesto, por último, el valor visual de los objetos, tan importante en el arte contemporáneo.
La muestra estará abierta al público en horario de martes a viernes de 18 a 20.30 horas, sábados de 12 a 14 horas y de 18 a 20.30 horas, y domingos y festivos de 12 a 14 horas, aunque a partir del 1 de mayo el horario de tarde se retrasa en media hora.
Venancio Amillano inició su andadura en el mundo de la talla a los 14 años, trabajando en un taller de ebanistería. Pronto empezó a compatibilizar su labor en el taller con trabajos en los que fue desarrollando sus inquietudes. A partir de los 22 años, comenzó a trabajar la piedra. Desde entonces, combina ambos materiales y su técnica ha ido madurando y recogiendo diversas expresiones artísticas, hasta sus trabajos actuales.
Además de participar en ferias de artesanía y exposiciones, dedica parte de su tiempo a la enseñanza de la técnica. Aunque su trabajo se ha centrado en el ámbito de la artesanía, desde hace unos años Amillano empezó a experimentar con otros modelos menos tradicionales. De ahí surge la idea de utilizar su ropa cotidiana como elementos de inspiración artística: una bata, sus camisas, un paraguas, incluso los calcetines o los trapos de la cocina.