La Constitución de 1978 configuro en este país el llamado Estado de las Autonomías. Consecuencia de ello fue la creación de un Estado descentralizado, donde las Autonomías o regiones dotadas de autogobierno, forman un ente paralelo a la administración central que hace que está, muchas veces, desaparezca ante su empuje, hasta él. Punto que algunas de ellas se transforman en entes vitales para los gobiernos de esta nación.
Así ocurre hoy con el gobierno socialista de Pedro Sánchez o aun antes con el gobierno del popular Mariano Rajoy.
Pero se ha llegado a tal grado de dependencia que este se ha hecho insoportable. De ahí las propuestas de algunos partidos en la actualidad que pretenden poner coto al poder autonómico.
Por otro lado, también está el problema del elevado gasto que suponen las Autonomías, sus administraciones paralelas, que hacen que el coste sea tan grande que el PIB de este país este por las nubes, por encima del 100%.
Tras más de 40 años de Estado autonómico en este país, urge una reflexión profunda. ¿Es el Estado autonómico la panacea?