Artículo 163
Se nota el calentamiento en el ambiente, hasta el Circo del Hielo es de un plástico especial.
La última vez que asistí al Circo de hielo, era de hielo y me sentaron en primera fila, de manera que me pasé temblando medio espectáculo. Hoy me traje unos guantes de lana (en un mes de diciembre que han subido las temperaturas y las basuras).
Una buena compañía de Circo capitaneada por dos payasos musicales chilenos que han estado esplendidos. Es que los perroflautas no suelen tener gracia, ni perro.
El Circo del Hielo está frente al Palacio del Hielo de Hortaleza (Real Madrid), más cerca del campo del Atlético.
Por primera vez, Josefina y yo entramos en el KFC. Un pollazo envasado en un cubo de cartón con abrigo de gruesa piel de pan rallado que, junto a las patatas fritas y las birras sin alcohol, nos han llevado a la conclusión y hemos jurado estar llenos de por vida.
Una trabajadora simpática con una redecilla en el pelo nos ha marcado el pedido sobre una gran pantalla gigante de móvil vertical, el menú clásico. Aparece un número de orden y cuando está todo listo te avisan por una pantalla, como en la Seguridad Social. Bueno, tal vez aquí había mucha más gente en espera. ¡Teníamos gente debajo de la mesa! Ignoro qué hacían allí.
Ahí lo tenéis, progresistas, comunistas y protestones impertinentes e insistentes contra todo tipo de empresarios.
Un señor de Kentucky, al parecer coronel, le dio por freír pollos con mucha harina de legumbres en aceite con ausencia de virginidad y meterlos en un cilindro de cartón. Ojo, y tiene franquicias en todo el mundo. Parece mejor el marketing que el pollo. A las carcasas les faltan las pechugas.
Sería una falta de respeto poner Circo en minúsculas, siendo lo más grande del espectáculo.
Otra cosa es el circo itinerante de las franquicias, el circo de la política, el de la programación televisiva…
No olvidemos por un momento acudir al Circo con nuestros familiares más pequeños, que son los auténticos protagonistas.
Doy fe, hoy se han hecho tantas o más fotos con un mamut de peluche articulado casi con vida propia que con los auténticos elefantes de la india que secuestraron del Circo los que nunca fueron niños.
No queremos animales en los circos, mientras las manadas de lobos se comen nuestros rebaños.
4 becerros y 35 ovejas se comieron la pasada semana en una finca de El Escorial, a media hora del centro de Madrid.
Manolo Royo, humorista www.manolo-royo.com